En Alemania más de 120 iglesias -entre ellas las catedrales de Passau y Paderborn- participaron en la iniciativa. En diferentes eventos, cristianos de Eritrea, Egipto y Níger dieron testimonio sobre la persecución que habían sufrido, entre otros el padre Pierluigi Maccalli, misionero italiano que fue retenido por yihadistas en Malí durante más de dos años.
En París, la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre se iluminó de rojo para concienciar sobre la libertad religiosa. Se organizó una vigilia de oración retransmitida en directo por la cadena de televisión católica. Personas portando siluetas rojas como símbolo de los cristianos perseguidos en el mundo, participaron en una procesión.
La República Checa superó la movilización de entidades que se unieron en la defensa de la libertad religiosa este año con 190 edificios iluminados en rojo en todo el territorio. El programa en Praga incluyó una conferencia en la Universidad de Karlova, para identificar formas concretas de ayudar a los perseguidos y un concierto de recaudación de fondos en la Escuela de Música, televisado a nivel nacional. Varias embajadas checas se iluminaron en rojo. Las conmemoraciones son copatrocinadas por la Conferencia Episcopal, el Concilio Judío, el Concilio Ecuménico y el grupo de expertos KD.
En Portugal, además de parroquias, se iluminaron muchos lugares emblemáticos, como la estatua de Cristo Rey que mira a Lisboa desde el otro lado del río Tajo, y el Santuario de São Bento da Porta Aberta en Braga, en el norte.
Los cristianos de Polonia se vistieron de rojo, portaron faroles rojos y salieron a la calle para realizar una marcha silenciosa en memoria de los que sufren por su fe. Tras la marcha, que se celebró en Poznan, la multitud reunida escuchó dos testimonios de cristianos perseguidos, así como oraciones y cantos en arameo, la lengua que hablan muchos cristianos en Oriente Medio. Edificios e iglesias de todo el país se iluminaron de rojo.