Hoy nos ponemos en oración por los hermanos indios que murieron por odio a la fe el 25 de agosto de 2008. Una solemne Eucaristía a la que están invitados cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosos y fieles, busca recordar “a los que dieron su vida por el Señor y el Evangelio” y para rezar “porque sus vidas puedan inspirarnos y animarnos”, escribió hace unos días el arzobispo John Barwa SVD.
La Iglesia Católica del estado indio de Orissa (o Odisha), en el este de la India, recuerda hoy con una misa conmemorativa en el distrito de Kandhamal, teatro de las matanzas, a las víctimas de las masacres contra los cristianos de 2008.
El arzobispo John Barwa SVD al frente de la diócesis de Cuttack Bhubaneswar indicó con una misiva los días previos, cuál sería el espíritu que marcaría la jornada. “En el Eclesiastés se dice que “hay un tiempo para cada cosa”. Nosotros creemos que Dios tenía una razón y un motivo para permitir la persecución en Kandhamal en 2008. Como escribe San Pablo (2 Cor. 4: 9), Estamos perseguidos pero no olvidados, derribados, pero no aplastados”,
“En medio de todas las dificultades, la Iglesia experimenta de forma constante la presencia y el acompañamiento de Dios. Recemos para que el Espíritu Santo ilumine las Iglesias perseguidas para que crezcan continuamente en la fe.
La Iglesia en Orissa pide además a los obispos de la CBCI que se “unan a nosotros en oración por esta ocasión privilegiada, sagrada y memorable”. “También les pido que recen incesantemente por la causa de los mártires de Kandhamal. Que Santo Tomás, el Santo Patrón de la archidiócesis, interceda por nosotros para que podamos ser sanados de nuestras heridas y vivir en armonía y paz como hermanos y hermanas, hijos del único Dios”, concluye la carta.
“Kandhamal ha sido bendecida por el Señor. A pesar de los problemas sociales, económicos y religiosos, las personas tienen una gran fe en Dios y los frutos visibles son las muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. En las familias cristianas existe el deseo de contribuir al crecimiento de la Iglesia, ofreciendo sus propios hijos al Señor”, añadió.
En enero de 2016, casi ocho años después de la masacre, el Arzobispo de Bombay (India), Cardenal Oswald Gracias, dio su consentimiento para el inicio de la causa de beatificación de casi un centenar de cristianos asesinados en Orissa a manos de extremistas hindúes. “La Iglesia es sensible a los mártires modernos de hoy en día. El papel de los nuevos testigos es muy importante, explicó el Cardenal.
La masacreEl Reporte anual 2008 de All India Christian Council (AICC) señaló que ese año fue “horrible”, para los cristianos en India, sometidos a fuertes olas de violencia y ataques y calificó como “limpieza étnica” y “fruto de un terrorismo de signo hindú” la constante persecución que ocurrida en Orissa.
A finales de 2007 e inicios de 2008, extremistas hindúes destruyeron 105 iglesias, mataron 9 cristianos, asaltaron y violaron a muchas mujeres, quemaron 730 habitaciones y dañaron 40 comercios.
La segunda fase de la masacre comenzó el 25 de agosto de 2008, cuando los extremistas hindúes mataron a 120 cristianos entre los cuales había un sacerdote, destruyeron 4.640 casas, eliminaron la presencia cristiana de 315 poblados, destruyeron 250 lugares de culto y saquearon 13 escuelas. Todo esto dejó como saldo más de 54.000 refugiados.
Orissa es uno de los estados más pobres de la India y esa noche sintió el dolor de sus hijos. Miles de creyentes resultaron heridos, decenas de mujeres y niñas fueron violadas, incluida una religiosa, y fueron asesinados 75 cristianos y 8 miembros de grupos tribales.
Ese mes el Arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar (Orissa, India), Mons. Raphael Cheenath, dijo que “nosotros los cristianos, especialmente los católicos, somos perseguidos sobre todo por nuestro esfuerzo social en favor de los pobres”.
Meses antes, en abril de 2015, Mons. Barwa afirmó durante una ordenación sacerdotal que “la presencia de nuevos sacerdotes testimonia que las persecuciones no han detenido la fe y la acción del Espíritu santo está viva en los corazones de los fieles”.
La India es el segundo país más poblado del mundo, con 1240 millones de habitantes. La gran mayoría de ellos, (el 79%) son hindúes, el 14% practican el Islam y en torno al 2,3% el cristianismo. El 4,7% restante se divide entre varias religiones minoritarias.
La situación de los cristianos en la India es complicada ya que a pesar de tener el mismo derecho de profesar la fe, que cualquier otro ciudadano, en la práctica eso es más complicado porque son una minoría, tan sólo el 2% de la población. Y además, son cristianas las personas de casta más baja según el hinduismo, lo que deja impunes los ataques contra nosotros.
El P. Mrutyunjaya explicó a ACN que perdonar a quienes les hicieron tanto daño ha sido una lucha, que tanto él como toda su aldea, han librado durante los últimos años y que han ganado gracias a la fe.
“Muchos todavía sufren persecución anticristiana. El perdón nos ha llevado a fortalecer nuestra fe y nuestra caridad hacia quienes nos atacaron, aunque no nos ha sido fácil. A pesar de las graves dificultades, hemos mantenido nuestra fe en Dios intacta y hemos sido capaces de perdonar y de relacionarnos con quienes nos atacaron”.
Esto, relata, “les ha llevado a los atacantes plantearse el sinsentido de esa persecución e incluso a sentirse culpables por lo que hicieron”.
También asegura que a pesar de que existe una ley que prohíbe la conversión a ninguna religión que no sea la hinduista, la Iglesia en la India florece. “Hemos experimentado a través de esta persecución cómo nuestra iglesia local crece en vocaciones. Muchos jóvenes optan por la vida religiosa o el sacerdocio”, asegura el P. Mrutyunjaya.
Por eso los sacerdotes agradecen el gran apoyo que Ayuda a la Iglesia que Sufre ha prestado durante el tiempo más intenso de las persecuciones, como actualmente con la construcción de seminarios y el mantenimiento de los conventos y monasterios.
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