CAMPAÑAS DE ORACIÓN

Desde Ayuda a la Iglesia que Sufre promovemos campañas de oración por tantos cristianos que sufren persecución por profesar su fe en Jesucristo, pero también por millones de refugiados, por víctimas de la violencia, de la pobreza o de las catástrofes naturales.

¡ÚNETE CON TU ORACIÓN Y ENCIENDE UNA VELA!

ORACIÓN POR LA PAZ EN TIERRA SANTA

ORACIÓN POR LA PAZ EN TIERRA SANTA


Señor Jesucristo,
Tierra Santa está siendo golpeada una vez más por la violencia, el odio y la muerte.
Señor, mira con misericordia la tierra que fue tu hogar terrenal.
Acoge a los difuntos en tu reino.
Consuela a los que están en duelo, heridos o en la huida.
Que todos los que sufren miedo y desesperación, sientan tu cercanía.

Tú eres nuestra paz y la luz de las naciones,
pon fin a la espiral de terror y sufrimiento en Tierra Santa y en todo Medio Oriente
¡Que tu paz y justicia florezcan de nuevo en estos lugares sagrados!
Tú eres nuestro refugio. Haz que todos encuentren protección en tu Amor.
Ten piedad de nosotros y de nuestro tiempo.
Amén

ORACIÓN POR LA PAZ EN SUDÁN

ORACIÓN POR LA PAZ
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Amén.
(San Francisco de Asís)

ORACIÓN POR LAS VICTIMAS DEL TERRORISMO

Señor Jesucristo, ante cada nuevo atentado contra los cristianos por el mero hecho de seguirte, estamos “atribulados, pero no aplastados; apurados, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados…” (2Cor 4, 8s).

Recíbelos en el lugar de la luz y de la paz; haz que su sangre, derramada por ti, ahora sea semilla de nuevos cristianos en aquella tierra; que su testimonio anime nuestro testimonio y nos fortalezca en nuestra debilidad; ayúdanos a vencer el deseo de venganza y el odio; enséñanos a confiar en tu justicia; que tu triunfo sobre la muerte sea su victoria, permíteles gustar del árbol de la vida en el paraíso.

Cristo Resucitado, luz de todos los pueblos y salvación de todos los hombres, haznos fuertes para creer y confesar la fe en medio de la persecución y la prueba del martirio.

Concédenos que, asociados con estos hermanos, consigamos la plena alegría junto a ti que, vencedor del poder de la muerte, vives y reinas, inmortal, por los siglos de los siglos. Amén.

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