Las Hermanas de la Sagrada Familia de Burdeos llegaron hace casi cincuenta años a Pakistán. En la actualidad, 32 religiosas de esta congregación, fundada en Francia en el siglo XIX, trabajan en casi todas las diócesis pakistaníes. Ayudan a los sacerdotes en las parroquias, asisten a los necesitados, los niños de la calle y los huérfanos, y actúan en los ámbitos de la educación y la sanidad.
Las Hermanas de la Sagrada Familia de Burdeos también trabajan en la parroquia del Sagrado Corazón de Gojra, una ciudad de la diócesis de Faisalabad. Allí se ocupan de siete pueblos, visitan a los enfermos y a las familias, proporcionan tratamiento médico gratuito a los necesitados, trabajan en la pastoral juvenil, instruyen a los niños en las escuelas dominicales y los preparan para la primera comunión. Además, acogen a chicas jóvenes que, por no tener familia, tienen que trabajar como empleadas domésticas, y les ofrecen la oportunidad de seguir formándose. También enseñan a los que han abandonado prematuramente la escuela y se ocupan de las personas discapacitadas, así como de los jornaleros que trabajan como siervos en los campos de los grandes terratenientes.
Su trabajo es arduo porque las religiosas carecen de coche. Para las mujeres de Pakistán, viajar en transporte público es inseguro y, en ocasiones, no hay forma de volver al convento desde los pueblos a última hora del día. En tal caso, los fieles les prestan sus bicicletas, pero debido al mal estado de las carreteras -arenosas, llenas de baches y embarradas cuando llueve- y las largas distancias, esa no es una solución satisfactoria. A veces, las hermanas ni siquiera pueden llegar a sus lugares de destino debido a las extremas condiciones climáticas.
A nosotros nos gustaría ayudarlas con 13.150 euros (aproximadamente $13.400.000) para comprar un coche y poder así llegar seguras a donde las esperan. ¿Quién desea contribuir?