El párroco de Gaza pidió a su comunidad “perdonar a todos los que hayan faltado y pedir perdón por nuestras propias faltas”, como preparación para lo que espera sea el fin de esta guerra.
Esperanza y reconciliación tras años de conflicto
El padre Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, compartió la tan esperada noticia del inicio de la implementación del acuerdo de paz, expresando esperanza:
“Llegó el día tan esperado de empezar la implementación del proceso de paz o acuerdo de paz… Que Dios, en su bondad, conceda a Tierra Santa, y particularmente a esta parte de Tierra Santa, que es Palestina, Israel, que empecemos a vivir en paz, en justicia, en reconciliación”.
El misionero argentino destacó la liberación de 20 rehenes israelíes y la devolución de los cuerpos de quienes murieron en cautiverio. También mencionó la liberación de cerca de 2.000 prisioneros palestinos, según las noticias recibidas.
Un domingo sin bombardeos
El padre Romanelli expresó su profunda gratitud y esperanza tras el primer domingo sin bombardeos, un día marcado por el alto al fuego y la perseverancia de la comunidad cristiana local.
“Este alto el fuego, que Dios mediante, se convertirá en el fin de esta guerra atroz”, dijo el sacerdote, manifestando el alivio y la alegría de los refugiados que permanecen en la parroquia y de los que han podido regresar parcialmente a sus hogares, aunque muchos edificios están muy dañados.
Durante la misa dominical, Romanelli invitó a los presentes a agradecer a Dios por mantener su fe y a participar en un acto de reconciliación y perdón, inspirado en las enseñanzas de San Juan Pablo II:
“Perdonar a todos quienes voluntaria o involuntariamente hayan faltado, y pedir perdón por nuestras propias faltas”.
Reconoció, además, los desafíos de convivir tanto tiempo bajo sufrimiento y dificultades extremas.
Recuerdo de los caídos y gratitud por la solidaridad
La comunidad cristiana de Gaza ha lamentado la pérdida de al menos 57 fieles durante la guerra, incluidas personas que murieron mientras se refugiaban en el complejo católico y en la parroquia ortodoxa vecina. Cada uno de los difuntos fue recordado nominalmente durante la Eucaristía, en un ambiente de oración y reflexión.
Romanelli destacó la generosidad de la comunidad y de todos los que colaboraron espiritual y materialmente durante estos dos años. Entre ellos mencionó al padre Yusuf Asad, sacerdote egipcio del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), quien ha servido heroicamente durante toda la crisis. También agradeció al padre Carlos Ferrero, superior provincial del IVE para Palestina, Jordania, Israel, Chipre y Siria, a las Hermanas del Rosario, a las Misioneras de la Caridad, a las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará, así como al personal parroquial, niños, jóvenes y voluntarios organizados en comités de emergencia, cocina, salud, electricidad y seguridad.
“La guerra destruye todo, pero también hemos experimentado cosas buenas: solidaridad y generosidad, incluso en las condiciones más adversas”, declaró el padre Romanelli, evocando las palabras del fundador de ACN, padre Werenfried van Straaten: “Los seres humanos son mucho mejores de lo que pensamos”.
Una Iglesia que no abandona
El sacerdote agradeció también el apoyo constante del Patriarcado Latino de Jerusalén, encabezado por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, así como las oraciones y el respaldo de los papas Francisco y León XIV.
Con emoción, Romanelli pidió a la Iglesia universal continuar actuando con caridad y esperanza, dejando el pasado en la misericordia divina y confiando el futuro a la Providencia, con un llamado a la reconciliación, la solidaridad y la paz.
“Esperemos que sea realmente una paz justa y duradera para todos los habitantes de Tierra Santa”, expresó el sacerdote, invitando a los fieles y benefactores a participar en la reconstrucción espiritual y material de Gaza.
Compromiso continuo de ACN
La fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) reafirmó su cercanía y apoyo al Patriarcado Latino de Jerusalén, y confirmó que continuará brindando ayuda de emergencia a las familias cristianas en Gaza y Cisjordania.