Precisamente hoy, 22 de agosto cuando el mundo recuerda el “Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o la Creencia, se cumple un año del ataque incendiario que destruyó la capilla Nuestra Señora del Camino en Vilvilco, Cañete.
Más que una coincidencia es un llamado de atención. Sí aquí en Chile también existen víctimas de actos de violencia basados en la religión y creencias. Basta mirar un poquito y ver cuántas iglesias y capillas han sido quemadas en el último tiempo. De hecho, sólo en Cañete son cinco las capillas siniestradas. Y 49 en la zona sur del país. Un número alarmante que llevó a los redactores del Informe de Libertad Religiosa del año 2021 a afirmar que en Chile peligra la libertad religiosa. Ello en atención a las muchas capillas atacadas en el curso del estallido social y que han continuado ocurriendo.
Una comunidad castigada
Una de las capillas incendiadas es la de Nuestra Señora del Camino, perteneciente a la parroquia del Carmen de Cañete que hoy sueña con la reconstrucción. El inmueble es uno de los 5 que han sido destruidos en la zona haciendo de la comuna de Cañete una zona roja.
Su párroco nos señala: “Soy el padre Gilberto, párroco de la comunidad parroquial Nuestra Señora del Carmen de Cañete y Tirúa. El año pasado sufrimos el atentado de nuestra tercera capilla… Eran las dos de la mañana cuando nos llamaron para contarnos que se había quemado la Capilla Nuestra Señora del Camino. Llegamos allá y solo quedaba el esqueleto de la capilla; la comunidad y los vecinos estaban muy acongojados y tristes. No era solo un lugar de oración, sino un espacio abierto donde se reunían para distintas acciones: comité de agua, adultos mayores, agricultores, junta de vecinos… La pérdida de este espacio trastoca toda la vida del sector, junto con la sensación de vulnerabilidad. No solo pueden quemar más capillas, sino también las casas de las familias, como ha pasado en otros sectores. Es una tensión constante que mantiene la gente.”
El padre es un hombre de fe lleno de energía por lo que es enfático en decir: “Los lugares físicos se pueden destruir, pero la fe de la gente no se toca. Ver cómo están vinculados afectivamente a ese lugar, con sus historias de vida, matrimonio, bautizos… Consolidan una comunión muy fuerte, que la vivimos después de la primera Misa que tuvimos después del atentado. La gente tenía emoción, tristeza, dolor, pero mucha esperanza”.
Ha sido un camino maravilloso recibir la voluntad de colaborar de la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre. Para mi ser párroco en un contexto tan complejo, si no fuera por la gracia de Dios y la ayuda y cercanía de la gente, sería más difícil. Pero tenemos mucho empuje, mucha fuerza para seguir avanzando en la evangelización. Es por esto que quiero agradecer a todos los que se han contactado con nosotros para acompañarnos en esta experiencia de vida, y también agradecer la voluntad de querer colaborar.
El padre se emociona con el cariño expresado por personas que no les conocen, peo quieren ayudarlos a recuperar su espacio. “Que Dios retribuya abundantemente tu generosidad, tu caridad. Muchas gracias por considerarnos y acompañarnos en nuestro trabajo, en nuestro esfuerzo por hacer una vida más cercana a la comunidad, en un contexto muy difícil en la zona. Nos han quitado la paz, vivimos en incertidumbre y en tensión, pero solo el Señor puede darnos la gracia que necesitamos.”.
Este 22 de agosto, señala Magdalena Lira V., directora nacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre Chile, “Día Internacional de la Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión y las Creencias” queremos recordar que las acciones de violencia por motivos religiosos no pueden y no serán tolerados por la ONU, los estados miembros, entre ellos Chile, y la sociedad.
“Es responsabilidad de todos nosotros que ésta no sea sólo una celebración simbólica, sino que se convierta en una acción significativa. Es por eso que desde “Ayuda a la Iglesia que Sufre” (ACN), fundación que tiene como misión principal apoyar a los cristianos perseguidos en el mundo, instamos a la comunidad internacional a que ayude a promover la tolerancia y garantice el derecho a la libertad religiosa.”
Movidos por este convencimiento, desde que supimos del ataque en Vilvilco, nos acercamos a la comunidad para desarrollar el proyecto de construcción de una nueva capilla. En una feliz coincidencia, este domingo 18 de agosto, pocos días antes del primer aniversario del incendio, se realizó la bendición de la primera piedra. Comienza una nueva etapa para esta comunidad, pero lamentablemente son todavía quedan muchas comunidades en Chile que esperan reconstruir sus templos quemados. Que esta conmemoración de la ONU nos sirva para tomar conciencia de la importancia del respeto a la libertad religiosa y también ayude a que el dolor de las víctimas de violencia a causa de su religión o creencia, nunca más sea ignorado.