¿Qué es lo más importante para la gente de los campos de desplazados?
Necesitan su fe, que es el apoyo más importante que podemos darles. Por eso, el obispo me pide que visite los campamentos todos los días. Verme les infunde esperanzas y refuerza su fe en Dios. La oración del Señor nos enseña a amar a quienes nos odian y persiguen y a rezar por ellos. Nuestra gente está dispuesta a perdonar e intentar curarse. A pesar de todo lo que les ha sucedido, deben estar dispuestos a perdonar: ese es el mensaje que les predicamos para que puedan reconstruir sus vidas, les instamos a no vengarse, porque entonces es posible que nunca se curen de sus traumas.
¿Qué hace el gobierno para solventar la situación?
Sólo rezamos para que Dios nos dé líderes que sean imparciales y que ayuden a los expulsados de sus pueblos a regresar y continuar con sus vidas. Todo indica que nuestros dirigentes actuales son indiferentes a su difícil situación porque estas personas no hablan su lengua ni rinden culto como ellos. Es como si fueran seres humanos inferiores y, por tanto, lo que les ocurre no les concierne.
Dígame cualquier lugar de la Tierra donde haya miles de desplazados y donde el Gobierno o el presidente no los visite. Nuestra gente es masacrada a diario y nuestro presidente no viene a vernos. Cuando nuestro gobernador quiere hablar de ello, el presidente le hace callar, diciendo que es un problema ancestral. Nosotros le preguntamos: ¿Por qué permite que maten a sus ciudadanos?
Estas son algunas de las cuestiones a las que nos enfrentamos. Si, por casualidad, nuestros dirigentes leen esta entrevista, yo me convertiré en su blanco. Para ellos yo soy el problema, no el gobierno que no cumple con su deber, que no protege a sus ciudadanos, sino yo por decir la verdad. En Nigeria, la gente que dice que hay que hacer frente a la injusticia se convierte en blanco de ataques. Yo soy un sacerdote católico, si me matan, matan a una sola persona. Si me atacan a mí, atacan a una sola persona. Pero, de todos modos, no voy a vivir para siempre, y es preciso que se diga la verdad. El presidente ha oído y visto muchas noticias sobre el estado de Benue; ¿acaso no puede venir aquí de una vez y ver lo que está ocurriendo? ¿Merece nuestra gente ser castigada de esta forma?
¿Cuáles son las mayores necesidades de la diócesis a la hora de atender a estos desplazados?
En primer lugar, esperamos conseguir financiación para un centro de trauma para los desplazados y demás personas que hayan sufrido graves crisis. Además, necesitamos asistencia sanitaria para estas personas e instalaciones adecuadas para atenderlas. También queremos educar a los niños desplazados. El obispo ya ha puesto en marcha esta labor.
¿Cuál es su mensaje a los benefactores de ACN?
Aiyuda a la Iglesia que Sufre es un regalo del cielo para la diócesis de Makurdi. Esta organización ha llevado nuestro mensaje al mundo, esta es sólo la primera de sus obras en Makurdi, hemos logrado tanto. Quiero aprovechar este medio para daros las gracias a todos por el trabajo que realizáis. Rezamos por vosotros, por vuestras intenciones y porque sigáis abogando por nosotros. Rezamos para que esta colaboración sea fructífera y mejore la situación de nuestros hermanos y hermanas. Gracias y que Dios os bendiga.
Ayuda a la Iglesia que Sufre apoya la labor de la diócesis de Makurdi, Nigeria, proporcionando ayuda a los sacerdotes y a los desplazados de Guma y de Daudu Camp, dos de los 14 campos y 13 comunidades de acogida.
Además de atención pastoral, la Iglesia local proporciona ayuda psicológica, becas, alimentos y otras formas de ayuda humanitaria. En 2022, los pastores fulani atacaron 93 aldeas y asesinaron a 325 granjeros.