La parroquia de la Sagrada Familia, la única iglesia católica en la Franja de Gaza, fue atacada el pasado jueves 17 de julio por un misil. Cuatro días después, la comunidad continúa sumida en el dolor y la incertidumbre. El proyectil, lanzado según los primeros informes desde un tanque israelí, causó la muerte de tres personas y dejó quince heridas, entre ellas el propio párroco, el padre Gabriel Romanelli, misionero argentino del Instituto del Verbo Encarnado.
“Han sido y siguen siendo días muy difíciles”, comienza el padre Gabriel en un video mensaje publicado en YouTube el sábado 19 de julio, apenas dos días después del ataque. La voz del sacerdote transmite la gravedad de la situación que atraviesa la pequeña comunidad cristiana de Gaza, compuesta por apenas unos cientos de fieles que ahora se encuentran refugiados en las instalaciones de la parroquia.
Un refugio convertido en escenario de tragedia
El día del ataque, el padre Gabriel acababa de terminar las oraciones matutinas y una reunión de trabajo cuando se cruzó en las escaleras con Suhail, un joven de 19 años, postulante del Instituto del Verbo Encarnado. “Ni siquiera terminamos el saludo cuando se escuchó una gran explosión. Gritos, polvo, escombros… Todo sucedió muy rápido”, relata el sacerdote.
Pasaron varios segundos antes de comprender lo que estaba ocurriendo. “Sentí el estallido, vi cómo caían pedazos de pared y techo. Inmediatamente traté de ayudar a quienes habían sido alcanzados por las esquirlas y los escombros”, añade.
Suhail fue herido de gravedad en el costado y tuvo que ser hospitalizado. El padre Gabriel también resultó herido en una pierna y en el costado, pero continuó asistiendo a los demás hasta que finalmente recibió atención médica. Solo un milagro evitó una tragedia mayor, ya que usualmente más de 40 personas se reúnen en el patio frente a la entrada de la iglesia.
En las instalaciones parroquiales se refugian entre 500 y 600 desplazados: “Niños, ancianos, muchas personas enfermas o que requieren cuidados especiales”, describe el sacerdote. Dos mujeres mayores perdieron la vida, una de ellas abuela de Suhail. La tercera víctima fue el portero de la parroquia, quien se encontraba fuera del templo cumpliendo con su labor.
“Ver partir a personas tan queridas, con quienes compartimos cada día… es un dolor inmenso”, lamenta el padre Gabriel.
El consuelo de la fe y la solidaridad
En un segundo video, compartido con la fundación ACN el 20 de julio, el sacerdote comenta sobre la situación en Gaza: “La guerra continúa. Hay muchísimos muertos. Las cifras son aterradoras. […] El calor es agobiante; hoy la sensación térmica fue de 42 grados y dicen que seguirá así. Los bombardeos no cesan. […] Incluso hemos tenido explosiones cercanas, con caída de esquirlas. Quienes han vivido esto saben que las esquirlas, tristemente, no solo hacen ruido, también hieren y matan”.
El padre menciona a dos heridos graves que siguen hospitalizados: “Nayib, un joven en silla de ruedas con una herida en el pulmón, está mejor. Siempre ha sido muy rezador; sigue orando y pide oraciones. Permanece hospitalizado, aunque las condiciones del hospital son deplorables. […] La mayoría de los hospitales en la Franja han sido destruidos”. El otro herido es Suhail, quien fue sometido a una operación compleja y ahora enfrenta una larga recuperación.
El sacerdote destaca la visita de tres días del patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, quien llegó el viernes 18 acompañado del patriarca greco-ortodoxo Teófilo III. “Ha sido una bendición para nuestra gente tenerlo aquí, rezar con él, verlo, recibir su bendición y escuchar sus palabras de consuelo”, expresa el padre Gabriel.
También resalta la solidaridad del papa León XIV, quien llamó a la parroquia para expresar su cercanía y conversar con los sacerdotes y religiosas tras la explosión. Además, ha mantenido varias conversaciones con el cardenal Pizzaballa, la última durante su visita a Gaza. El apoyo internacional, subraya el sacerdote, es ahora fundamental: “Nos anima a seguir adelante y nos recuerda que no estamos solos, aunque el dolor sea inmenso”.
Investigación sin respuestas claras
Las autoridades israelíes han confirmado que se está investigando el ataque. Sin embargo, los líderes cristianos recuerdan que un incidente similar ocurrió en 2023 y aún no se ha esclarecido quiénes fueron los responsables. En su declaración tras este nuevo ataque, los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén manifestaron:
“Los lugares de culto son espacios sagrados que deben ser protegidos. Además, están amparados por el Derecho Internacional. Atacar una iglesia que alberga a unos 600 refugiados, entre ellos niños con necesidades especiales, constituye una violación de dichas leyes. Es también una afrenta a la dignidad humana, un atentado contra la santidad de la vida y una profanación de un lugar sagrado”.
Asimismo, hicieron un llamado a los líderes mundiales y a las agencias de las Naciones Unidas para:
“Trabajar por un alto el fuego inmediato en Gaza que ponga fin a esta guerra, garantizar la protección de todos los lugares religiosos y humanitarios, y brindar ayuda urgente a las multitudes hambrientas en toda la Franja de Gaza”.
El padre Gabriel concluye su mensaje con una súplica similar: “Recen por la paz, por el fin de la violencia. Aquí, la vida se ha vuelto insoportable, especialmente para los más vulnerables. Pedimos que, mediante la oración y la ayuda, la comunidad cristiana pueda seguir siendo un testimonio de esperanza”.
Ayuda de emergencia
Las ayudas de emergencia de ACN destinadas a los cristianos de Cisjordania y Gaza son canalizadas a través del Patriarcado Latino. En un reciente mensaje enviado a la fundación, el patriarcado expresó su gratitud:
“Permítannos agradecer a cada uno de ustedes por su amor y compromiso con Tierra Santa, especialmente en estos tiempos tan difíciles. Han demostrado una gran generosidad y responsabilidad desde el inicio de esta cruel guerra, lo que nos ha permitido hacer mucho por las comunidades más pobres y vulnerables de toda la región”.