Gran parte de la diócesis de Río Branco, que abarca más de 104.000 kilómetros cuadrados en el oeste de Brasil, está cubierta por selva virgen. Es aquella una región intransitable, con grandes distancias entre localidades y donde muchas solo son accesibles por vía fluvial. Entre los cerca de 700.000 habitantes, unos 500.000 son católicos. La escasez de sacerdotes es grave: la diócesis cuenta con tan solo 39, lo que significa que, de media, un sacerdote atiende a casi 13 000 católicos. En estas circunstancias, resulta casi imposible ofrecer una atención pastoral intensa. Mientras, las sectas se extienden rápidamente por la selva, ya que cuentan con personal formado en poco tiempo y muchos recursos, y porque prometen milagros a la gente.
El rostro más conocido de la Iglesia en esta región es el misionero italiano Paolino Baldassarri, que trabajó durante casi 70 años en Brasil y la mayor parte de este tiempo, en la región amazónica. El padre Baldassarri falleció el 8 de abril de 2016 a la edad de 90 años en olor de santidad. A pesar de tener casi 90 años, realizaba largos viajes por la selva en su sencilla embarcación para visitar a los fieles y, para ello, siempre llevaba un chaleco salvavidas y un casco de moto, pues no sabía nadar. Incluso a su avanzada edad, seguía ejerciendo como médico y atendía a innumerables pacientes.
Cuando llegó a esa zona hace casi medio siglo, estuvo a punto de morir de malaria en la primera semana, pero, milagrosamente, sobrevivió y poco después comenzó a visitar los asentamientos de la selva con una sencilla canoa. A muchas familias que se habían alejado de la fe católica debido a la falta de sacerdotes, este misionero las llevó de vuelta a la fe. Al final, logró que el 100% de los habitantes de su parroquia fueran católicos.
Este ejemplo muestra la importancia de la presencia de los sacerdotes y los buenos frutos que da su labor. Sin embargo, cada vez es más difícil atraer a misioneros extranjeros, ya que el número de vocaciones está disminuyendo considerablemente en los países occidentales. Pero los sacerdotes nativos también son importantes porque están acostumbrados a las duras condiciones de la selva.
Afortunadamente, 14 jóvenes varones de la diócesis de Rio Branco han respondido a la llamada del Señor, y este año queremos apoyar su formación con 10.700 euros.