Las consecuencias de la persecución soviética de la Iglesia hasta hoy en Ucrania son muchas y notorias. Numerosos edificios eclesiales -expropiados por los comunistas- aún no han sido restituidos o se encuentran en un estado lamentable. Poco a poco se van renovando o, cuando la reparación ya no es posible o los edificios ya no existen, reconstruyendo.
La parroquia católica romana de Santa Catalina de Alejandría en Vojutychi (Ucrania occidental), ubicada en la división administrativa de Lvov, se reabrió en 1990 tras la caída del Telón de Acero. Sin embargo, fue un largo camino hasta que la iglesia pudo ser restaurada. La casa parroquial, por otro lado, estaba en tan mal estado que hubo que demolerla. Hasta el día de hoy, los sacerdotes viven en habitaciones estrechas e inadecuadas sobre la sacristía de la iglesia, ya que carecen de una vivienda propia.