La diócesis de Klerksdorp, ubicada en la provincia de Noroeste, Sudáfrica, alberga a 1,8 millones de personas, de las cuales aproximadamente 117.000 son católicas, atendidas por 31 sacerdotes.
En el pasado, las vocaciones eran escasas. Incluso quienes sentían el llamado al sacerdocio dudaban en ingresar al seminario por temor a encontrarse solos, lo que a su vez reducía aún más el número de aspirantes. En 2017, el obispo abrió el seminario mayor a jóvenes provenientes de otros países africanos. Esta decisión revitalizó la vida del seminario y motivó también a más jóvenes de la diócesis a seguir la vocación sacerdotal. Desde entonces, se han ordenado once nuevos sacerdotes que sirven en Klerksdorp, además de otros enviados a distintas diócesis sudafricanas. Gracias al apoyo de los benefactores, la formación en este seminario ha podido sostenerse en diversas ocasiones.
Uno de los seminaristas beneficiados, Letsoara Tshediso, comparte su experiencia:
“Mi tiempo en el seminario ha cambiado mi vida. No solo me ha convertido en siervo de Dios, sino también en alguien decidido a vivir plenamente los valores del Evangelio. Cada etapa de mi formación ha sido un paso para comprender mejor mi vocación y la gran responsabilidad de servir al pueblo de Dios. Para mí, el seminario es un lugar sagrado donde he encontrado a Cristo en la Eucaristía, la Sagrada Escritura y en las personas a las que he servido durante mis prácticas pastorales. Esto ha profundizado mi amor por la Iglesia y ha fortalecido mi decisión de consagrarme a su misión”.
Su compañero, Thapelo Michael, expresa la gratitud de todos los futuros sacerdotes:
“Quiero darles las gracias por su apoyo. Estoy convencido de que, sin su ayuda, no estaría donde estoy hoy. La generosidad que me han mostrado me da fuerzas para dar lo mejor de mí cada día, me motiva y me recuerda las palabras de Cristo: ‘Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,20). Les agradezco de todo corazón y les aseguro que rezaré por ustedes”.
Actualmente, cuatro jóvenes de Klerksdorp se están formando en el seminario. El obispo vuelve a solicitar apoyo, ya que la Iglesia local dispone de recursos muy limitados en esta región predominantemente rural y empobrecida. Antes, las minas ofrecían empleo, pero hoy quedan pocas oportunidades laborales. La población ya vivía en pobreza antes de la pandemia, y la crisis actual ha agravado la situación, dificultando también la sostenibilidad económica de la Iglesia.
La pregunta queda abierta: ¿podrán estos jóvenes, que han respondido al llamado de Dios, contar con tu ayuda para continuar su formación?