Los Hermanos Misioneros del Campo llevan activos en África desde 1969, y en la actualidad, están presentes en cuatro países de África Occidental -Togo, Burkina Faso, Benín y Malí-, donde amplias zonas se ven afectadas por el terror yihadista. Sobre todo los cristianos de Burkina Faso sufren a causa de la violencia y la persecución. Allí, la situación es dramática, y en 2021, incluso dos de dichos misioneros fueron víctimas de un secuestro. Como por un milagro recuperaron la libertad, pero por razones de seguridad, la comunidad religiosa ha trasladado su noviciado, donde se forman las jóvenes vocaciones, al país vecino de Togo.
En Manga, en la diócesis togolesa de Kara, se encuentran ahora cinco novicios, además de los cuatro frailes que trabajan allí. Como su nombre indica, el carisma de la comunidad consiste en ayudar a la población de las zonas rurales pobres y subdesarrolladas. Los religiosos visitan con regularidad a las comunidades de creyentes, a menudo, muy alejadas. Sin embargo, hasta hace poco, eso no era una empresa sencilla, porque sólo disponían de dos motos para nueve personas y, a menudo, varios de ellos tenían que desplazarse al mismo tiempo a distintos lugares, que podían están a una distancia de hasta 50 kilómetros. Eso provocaba constantemente problemas.
Gracias a la ayuda de nuestros benefactores, logramos reunir 3.700 euros para tres motocicletas, y el Hno. Basile Kiema, el prior, nos escribe: “Aquí nos enfrentamos a retos de muy diversa naturaleza. Con vuestra ayuda hemos podido comprar tres motos que nos permitirán llegar más fácilmente a las personas necesitadas del campo y a estar cerca de ellas. Por ello os estamos muy agradecidos“.