La misión de Chitsungo, la parroquia más pobre de la Diócesis de Chinhoyi, en el norte de Zimbabue, abarca 60 pueblos. En Semana Santa, el Obispo, Mons. Raymond Mupandasekwa, visitó la remota aldea de Kanyemba, y durante cinco días compartió la vida de los más pobres y pernoctó en una tienda de campaña para estar cerca de ellos.
Muchos habitantes pertenecen a la desfavorecida tribu de los doma, y la mayoría son cazadores y recolectores como sus antepasados y sobreviven de un día al otro. Ante las sequías y demás adversidades están indefensos, y apenas han entrado en contacto con el mundo moderno. Sin embargo, la fe en Cristo y su Buena Nueva toca sus corazones.
En su camino de fe, estas personas necesitan urgentemente el acompañamiento de un sacerdote que les administre los sacramentos, los ayude a crecer en la fe y, al mismo tiempo, los guíe para mejorar gradualmente sus condiciones de vida. “He estado pensando en cómo la Iglesia podría apoyar allí a los jóvenes”, nos comunica el Obispo, que está impactado por la miseria que ha presenciado en su visita. Además de la atención pastoral, también la escolarización y la atención médica son enormes desafíos, pues, aparte de la Iglesia, nadie se ocupa de esa población.