¿Y qué representa la visita para la minoría católica del país?
Kazajistán en toda su historia ha sido un cruce de caminos para muchas poblaciones y culturas. Y por eso son experiencias muy diferentes, dependiendo de la trayectoria cristiana que tiene cada uno. Pero en general, por supuesto, es una gran fiesta, una fiesta de familia. Para nosotros, el Papa no es solo un jefe de estado, no es solo el jefe de estado del Vaticano, acá sucede otra cosa. Viene alguien que es muy cercano a todos nosotros, viene un padre. En esta tierra se quiere mucho a los Papas, independientemente de quién sea.
Kazajistán ha cambiado mucho desde la histórica visita de Juan Pablo II hace 21 años. ¿Qué católicos son los que van a recibir al Papa Francisco la semana que viene?
Gran parte de los católicos se encuentra en el norte del país, donde la mayoría son polacos. En las ciudades grandes, donde hay más mezclas, hay personas de procedencia más variada. Por ejemplo, hay muchos coreanos, deportados en el pasado, que son católicos. También hay gente que no era cristiana que se convierte al catolicismo. Es un río que fluye sin cesar, porque se ven atraídos por el mensaje de la Iglesia. La gente se siente atraída, no porque hablemos un ruso espectacular, no tenemos una flauta encantadora; se ven atraídos en su corazón, no porque tengamos grandes virtudes, sino por la gracia de Dios.
Francisco viaja a la séptima edición del Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, una iniciativa que nació del entonces presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, en 2003. ¿Por qué es tan importante este encuentro?
Creo que se puede decir que una prehistoria de estos encuentros fue el encuentro de Juan Pablo II en Asís, el primero de los cuales tuvo lugar en 1986. Allí el Papa reunió representantes de diferentes religiones para hacer un encuentro de oración por la paz. Creo que la idea de Nazarbayev fue como un relevo de esa idea. ¿Cómo continuar con el espíritu de Asís? ¿Cómo mantener esa llama encendida, ese espíritu, esa intención a lo largo del tiempo? Muchos, incluso dentro de la iglesia católica lo discutieron, que para qué reunir a líderes religiosos, que era una fuente de relativismo, etc. Pero Juan Pablo II lo hizo con una perspectiva mundial, reunió a todos con un sentido de ser un pastor entre pastores, que buscaba no únicamente el bien de los católicos, sino de toda la humanidad.
¿Qué se espera del encuentro?
Pienso que la finalidad de este congreso se ha conseguido más o menos a lo largo de los años. El objetivo del congreso es que todas las religiones se comprometan con la paz mundial. Hay que limpiar la cara de la religión, del auténtico sentido religioso. La presencia del Papa Francisco es un aldabonazo, no un golpe de martillo, sino una llamada cariñosa especial para decir: “dejen abrir una vez más la puerta a esta esperanza”. Vamos a demostrar que la religión es camino de paz.