“La actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera[…] Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un ‘estado permanente de misión’ […] Que el mes extraordinario misionero sea un tiempo de gracia intensa y fecunda para promover iniciativas e intensificar de manera especial la oración, alma de toda misión” Papa Francisco
“Podría haber tenido una familia, pero creo que no hubera sido suficiente para mí. El amor en mí es mayor. El amor de Dios me inunda y desborda. Me siento libre de amar a todo el mundo. Mi familia es más grande que los lazos de sangre. Mi familia es toda mi aldea. (...)Cuando amas y haces todo con amor, no te sientes cansada porque estás contenta de compartir lo que has recibido”
Hermana Cécire, Ruanda
Cuando llegamos no había iglesia ni casa ni nada, porque vamos justamente a los lugares donde no está establecida la Iglesia. El obispo local nos asignó un sector y la gente nos dio una antigua empresa de café que estaba abandonada, la que reconstruimos, con 4 o 5 habitaciones, comedor, más o menos al estilo de acá, pero generalmente las casas son en paja y con barro, redondas, con las ventanas chiquitas.
P. Yovanne Cox, misionero chileno en Centroáfrica
Cada día viajamos muchas horas para estar con la gente más abandonada. Les enseñamos que a la luz de la fe pueden superar sus dificultades.(...) A veces, encontramos bastante tristeza en las familias, nuestra visita les reconforta, dicen que se sienten bendecidos porque nos tomamos parte de nuestro tiempo para estar con ellos.
Hermana Mari Graciana, Perú
Dios les da coraje a los más débiles. Es algo puramente de Dios, no es humano. Ante la persecución Dios les da la gracia. Nunca nos da una misión para la cual no nos dé la fuerza. Dios les da la gracia para soportar los peores dolores y torturas y poder seguirlo a él.
P. Luis Montes, misionero en Irak