Irse a dormir con hambre es una realidad que sufren muchos hermanos nuestros. Lo revela el informe de la FAO 2018 sobre la seguridad alimentaria y la nutrición.Un habitante de cada nueve del globo está desnutrido. Esta poco confortante noticia procede del informe The State of Food Security and Nutrition in the World 2018 (El estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo), publicado el martes 11 de septiembre por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, del inglés Food and Agriculture Organization).
Como subraya el informe, realizado por la FAO en colaboración con otras agencias de la ONU, entre ellas el Programa alimentario mundial (World Food Programme o WFP) y el Fondo internacional para el desarrollo agrícola (International Fund for Agricultural Development o IFAD), casi 821 millones de personas padecieron hambre en el año 2017, o sea, 17 millones más respecto al año anterior, cuando eran 804 millones.
“El principal dato de este año es que, en efecto, el hambre a nivel mundial está aumentando por tercer año consecutivo”, dice Cindy Holleman, economista senior en la División Economía Agrícola y Desarrollo (ESA) de la FAO, en una entrevista con la Deutsche Welle. “Y esto es muy preocupante porque en la práctica nos devuelve a los niveles de hambre de hace casi una década. Por tanto, es una situación bastante alarmante”, explica la experta.
La situación es aún más difícil en los países en guerra, los que son azotados por catástrofes como sequías, lluvias torrenciales o maremotos. Africa, Medio Oriente, América, Asía, naciones europeas, nadie está ajeno.
El nuevo informe de la FAO, abreviado como SOFI 2018, contiene sin embargo algunos elementos de esperanza. De hecho, durante el año 2017 se ha registrado una mejora o progreso en al menos dos campos. El número de niños llamados stunted, es decir, que sufren malnutrición crónica (stunting), ha decrecido en los últimos cinco años un 9% aproximadamente, de 165,2 millones en 2012 a 150,8 millones en 2017.
Desgraciadamente los números siguen siendo demasiado altos y aún se ve lejano el objetivo “hambre cero” de la agenda 20130. De hecho, en 2017 el 7,5% de los niños por debajo de los cinco años (o sea, 50,5 millones) estaba afectado de malnutrición aguda o wasting (atrofia), una situación que les expone a un mayor riesgo de mortalidad.
Según los autores del informe, las razones que explican el aumento del hambre en el mundo son fundamentalmente tres. La primera causa es el impacto de conflictos armados y guerras. Un segundo elemento de explicación, como en el caso de Venezuela, son los problemas económicos. En el país sudamericano la crisis económica ha llevado a una carencia de alimento, que ha contribuido al éxodo masivo de 2,3 millones de ciudadanos. Y en tercer lugar, los aludidos desastres naturales.
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