“Un Millón de Niños Rezando el Rosario” en Chile y el Mundo
Gracias a todos los que en Chile y el mundo se unieron a "Un Millón de Niños Rezan por la Paz". Sólo pensar en la alegría del cielo por este canto de las voces infantiles conmueve el alma y sin duda sus peticiones no serán desechadas.
Pero la alegría no termina en el cielo. Quienes rezaron también agradecen la oportunidad de unirse a esta oración universal y expresan su deseo de, en los próximos años, continuar esta preciosa tradición de los 18 de octubre.
Por ejemplo, la directora de un preescolar nos dice: "Gracias por invitarnos al millón de niños!!! Salió preciosa la actividad!!!!!"
Además de colegios, jardines infantiles y parroquias, Radio María rezó el Rosario junto a una familia y a todos sus auditores a lo largo de Chile, representando a miles de familias alrededor del mundo que como nosotros rezaron por la paz.
A modo de ejemplo. Uno sólo de los colegios que se nos unió este año en Chile nos contó que fueron 60 los Rosarios rezados por sus alumnos.
Este 18 de octubre, al igual que años anteriores, Ayuda a la Iglesia que Sufre convocó a los colegios, centros de alumnos, grupos de catequesis, familias y a todos, a rezar por la paz.
Para muchos ya es una tradición y otros están recién conociendo la iniciativa. El año pasado, niños de hasta 136 países se unieron a nuestra campaña de oración. Aunque no pudimos contar exactamente a cada uno, estamos bastante seguros de que las oraciones de al menos un millón de niños llegaron al corazón de María ese día. Incluso desde países desgarrados por conflictos como Siria, Irak, Armenia, Nigeria o Congo, los niños se unieron a la oración. ¡No puedes imaginar cuántas bendiciones derraman tus oraciones sobre el mundo entero!
De manera especial oramos por todas las personas que sufren por el coronavirus, los que se enfermaron y los que murieron. Debido a las restricciones del coronavirus, muchos niños no pudieron reunirse en grupos, pero lograron unirse espiritualmente a través de Internet y rezaron el Rosario de forma virtual.
El cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor del Vaticano y presidente Internacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre, nos señalaba: "Cuando hay problemas muy grandes en el mundo, Dios presta un oído atento a las oraciones de los niños y los escucha con ternura.
Así, durante la Primera Guerra Mundial, Dios envió a Nuestra Señora a tres niños, Lucía, Jacinta y Francisco, en Fátima. María les explicó lo que debían hacer para que la guerra se detuviera y la paz llegara al mundo: ¡ofrecer sacrificios de amor y rezar el Rosario! Hoy en día, el miedo al coronavirus está muy extendido en el mundo, pero innumerables personas también sufren de hambre, pobreza, desastres, guerra y persecución. En muchos países, la gente no es libre para vivir su fe o ir a la iglesia con sus familias. No podemos resolver estos problemas solos. Algunas situaciones sólo las podemos afrontar con la ayuda de Dios. Para ello,
Él confía en ustedes, queridos niños, y en todos nosotros. A través de la oración, con su buena voluntad y su fe pura, pueden atraer el amor tierno y misericordioso de Dios al mundo como un imán.
Una persona que siempre escuchó a Dios, confió plenamente en Él y lo amó mucho, fue San José. El Papa Francisco dedicó este año 2021 especialmente a él y ha declarado el Año de San José para toda la Iglesia. Podemos aprender de él cosas muy importantes para nuestras vidas. Conozcamos y hagámonos amigos de San José.Como nosotros, San José experimentó muchas dificultades y miedos, por eso nos comprende bien y puede ayudarnos. Fue un simple carpintero que se esforzó por ser siempre justo y honesto, tanto que Dios le confió sus tesoros más preciados, María y Jesús. Dios le dio el mayor de los honores entre los hombres: ser el padre adoptivo de Jesús, el Hijo de Dios. Como saben, el verdadero padre de Jesús es el Padre Divino que está en los cielos. Sin embargo, en la Tierra, Jesús también necesitaba un padre que lo cuidara y lo educara, que le mostrara todo lo necesario para la vida humana y le enseñara un trabajo honesto.
San José cuidó de la Sagrada Familia y los protegió en cada situación. Cuando no sabía qué hacer, oraba y ponía todo en manos de Dios, en Su Providencia. Como siempre confió completamente en Dios, Dios siempre pudo ayudarlo en cada dificultad. Varias veces incluso un ángel se le apareció a San José en un sueño para decirle qué hacer. Debido a que fue tan obediente y justo en la Tierra, Dios no le niega ninguna petición ahora en el Cielo. Mucha gente cuenta cómo San José los protegió e incluso hizo milagros.