Nosotros hemos sabido, por muchas conversaciones, que la gente está muy agradecida a la Iglesia por acogerla y que sienten la cercanía de Dios en esos lugares. Hemos conocido a gente que nunca había ido a la iglesia y que ahora, por ejemplo, rezan en común el rosario. Naturalmente, la Iglesia católica no se fija en la confesión y acoge cordialmente a todo el que acude en busca de ayuda.
Durante su viaje por Ucrania también tuvo usted oportunidad de hablar con la cabeza de la Iglesia greco-católica ucraniana, el arzobispo mayor Svyatoslav Shevchuk. ¿Cuál fue su mensaje?
En primer lugar, nos rogó: “¡Ayudadnos! Porque el 50% de nuestra economía ya está perdida”. No obstante, el arzobispo mayor considera muy importante que los alimentos y demás productos no solo se transporten a Ucrania desde el extranjero, sino que se produzcan localmente en la medida y donde aún sea posible. El mensaje de la Iglesia es: debemos llevar esperanza, orientación y fuerza al pueblo. Es muy importante que la gente vuelva a albergar esperanzas en estos momentos.
¿Qué tipo de ayudas tiene previsto prestar Ayuda a la Iglesia que Sufre?
Ya hemos enviado un primer paquete de ayuda de 1,3 millones de euros para la labor de la Iglesia en tiempos de guerra. Sin embargo, seguimos recibiendo peticiones de apoyo a proyectos y, por lo tanto, nuestra ayuda aumentará. En Ucrania, la mayor carga para las instituciones eclesiásticas son actualmente los gastos corrientes: electricidad, agua, calefacción, etc. Las iglesias han abierto sus puertas literalmente a todo el mundo: allí se vive verdaderamente el Evangelio. Pero ello también supone un desafío económico.
Otra gran necesidad son los vehículos de transporte, porque la ayuda humanitaria a menudo tiene que recorrer largas distancias… por carreteras en muy mal estado o totalmente destruidas. En la organización de este transporte, la Iglesia es muy activa, también en este ámbito vamos a incrementar nuestra ayuda.