A 18 meses del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, la guerra se vuelve cada vez más compleja.
Sin adentrarnos a los vaivenes de la ofensiva y la contraofensiva queremos centrar la mirada en la gente, aquellos que sufren al estar lejos de sus familias, de sus hogares, sin ir a la escuela o el trabajo y que llevan meses sin saber si en algún momento podrán retomar lo que era sus vidas antes del 24 de febrero de 2022.
El Papa Francisco continuamente nos invita a rezar por la paz, en todo el mundo, y por supuesto Ucrania. Es por ello que en estos días recibió a una delegación del Sínodo de los Obispos de la Iglesia greco-católica ucraniana. En la oportunidad, el Arzobispo Mayor Sviatoslav Shevchuk donó al Papa una cruz misionera, un libro de oraciones y un rosario pertenecientes a los redentoristas ucranianos encarcelados en Rusia.
Ellos, el padre Ivan Levytskyi y el padre Bohdan Heleta, fueron detenidos el pasado 16 de noviembre en Berdyansk por los servicios de seguridad rusos y todavía permanecen encarcelados en Rusia. “Como un tesoro de valor incalculable”, ha dicho el arzobispo Shevchuk al Papa, “se los entregamos con la esperanza de que pronto llegue a Ucrania una paz justa».
Durante la audiencia – según ha informado la oficina de prensa de la Secretaría del Sínodo de la Iglesia greco católica de Ucrania – los obispos “han pedido al Pontífice y a la Santa Sede que prosigan sus esfuerzos para liberar a los prisioneros de guerra, y han mencionado en particular a los sacerdotes redentoristas de los que no se ha tenido noticias desde hace meses”.
En el momento de su detención, el padre Ivan y el padre Bohdan eran párroco y vicario de la iglesia greco-católica de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María de Berdyank, ciudad portuaria del sudeste de Ucrania, en la región de Zaporižžja, que pasó a estar bajo control ruso.
Los días 23 y 24 de noviembre, el canal de televisión ruso «Zviezda» emitió un fragmento del interrogatorio de Ivan Levytskyy. En las imágenes emitidas, aparecían «signos visibles de fatiga física y mental» en el rostro del sacerdote.
Al comienzo de la guerra a gran escala (24 de febrero de 2022) y posteriormente, desde que Berdyank quedó bajo el control de las fuerzas rusas, los sacerdotes habían decidido permanecer en la ciudad para seguir sirviendo a la población, al tiempo que prestaban apoyo espiritual y humanitario a los refugiados y a las personas en dificultades debido a la guerra.
La acusación formulada contra los dos sacerdotes en el momento de su detención, de la que informaron algunos medios de comunicación rusos, era que habían escondido explosivos y armas en los locales de la iglesia y en el sótano de su residencia.
No son los únicos sacerdotes y religiosos que han optado por permanecer en Ucrania ayudando a la gente.
Cuando la provincia de Mykolaiv fue liberada en noviembre de 2022, los residentes comenzaron a regresar a sus hogares, al igual que las Hermanas Misioneras Benedictinas.
Sor Faustina ha estado allí consolando y aconsejando a quienes han perdido seres queridos, hogares y posesiones.
Las Hermanas Misioneras Benedictinas regresaron con el pueblo. La hermana Jana dijo a ACN: «A pesar de la guerra en curso, no hemos suspendido nuestro trabajo pastoral en las parroquias y todas las hermanas se quedan y trabajan en Ucrania.
«Servimos a la Iglesia Católica dirigiendo orfanatos, cuidando a los jóvenes, organizando días de recogimiento, retiros, catequesis, preparando a los adultos para los sacramentos, ayudando con las peregrinaciones, celebrando otras reuniones, así como ayudando a las personas afectadas por la guerra, especialmente a los refugiados. «
Sor Faustina se sorprendió al ver las ruinas de la Iglesia de la Inmaculada Concepción después de la liberación de la provincia de Mykolaiv. Pero en la oración, la consoló la idea de que, aunque el edificio de la iglesia había sido destruido, la Iglesia, es decir, el Cuerpo de Cristo, todavía estaba vivo. Y ella, junto a otras religiosas y religiosos están cuidando ese Cuerpo de Cristo herido y asustado.
“Las lágrimas brotaban de mis ojos; era difícil imaginar que, no hace mucho, la gente se reuniera en esta iglesia para orar todos los domingos, como lo habían hecho durante incontables años”.
Para ayudar a la Iglesia a responder a la crisis, ACN ha proporcionado subvenciones de subsistencia y donaciones masivas. Los fieles están muy agradecidos y reconocen que: «No sabemos cómo lo haríamos, no habríamos sobrevivido sin la ayuda de la Iglesia.»
Otro testimonio es el del padre Gregory en Lviv, él ha estado apoyando a las familias de refugiados desde que comenzó la guerra, proporcionando paquetes de alimentos a las familias hambrientas y brindando refugio en su parroquia a quienes huyen de los combates.
El P. Gregory dijo: «Aquí, en la parroquia de San Juan Pablo II, hemos acogido a refugiados desde el comienzo de la guerra, en los primeros 100 días de la guerra. ¡Por la parroquia pasaron unos 2.000! Hoy tenemos 100 personas aquí de ciudades destruidas en el este de Ucrania.
Durante los dos últimos años, ACN ha ayudado al misionero benedictino y muchas otras comunidades en todo el país.
Sor Jana escribió:
«¡Les aseguramos que nuestros amigos y bienhechores tienen un lugar especial en nuestros corazones y oraciones diarias!