Muchas de estas religiosas ayudan a los sacerdotes en las parroquias: preparan a los niños y a los adultos para recibir los sacramentos, trabajan como sacristanas y realizan las mil labores que se requieren en una parroquia.
Normalmente, las parroquias pueden pagar a las Hermanas por sus servicios, pero debido a la pandemia, esto ya no es posible, y es que muchos fieles se mantienen alejados de la iglesia por miedo al contagio, por lo que las colectas son mínimas. Las pequeñas parroquias están especialmente amenazadas.
Algunas comunidades religiosas también dirigen albergues para niñas, y algunas Hermanas trabajan en hospitales, orfanatos o guarderías. Pero también ellas han dejado de percibir sus salarios debido a la difícil situación.
Al mismo tiempo, más personas que nunca llaman a las puertas de los conventos para pedir ayuda. Las religiosas comparten lo poco que tienen con quienes aún tienen menos. Pero también hay muchos que buscan consejo, apoyo o simplemente alguien con quien hablar de los miedos y preocupaciones que les depara su situación, a menudo muy difícil. Muchos también les piden a las Hermanas que recen por ellos.
Por desgracia, muchas religiosas también han enfermado de Covid-19, y algunas siguen padeciendo las consecuencias hasta hoy. Pero los tratamientos médicos cuestan dinero, y a ello hay que sumar los gastos de calefacción, los costes de mantenimiento de sus conventos y mucho más, y eso en Ucrania a menudo ya era un gran reto incluso sin la pandemia. Las 138 religiosas necesitan urgentemente ayuda para subsistir y ayudar a los demás.
La Hna. Renata Nuckowska de la Comisión Diocesana de Vida Consagrada nos escribe:
“La pandemia ha traído mucha incertidumbre, miedo, aprensión e inseguridad, y ello afecta al mundo y también a nuestras comunidades. Las Hermanas de nuestras comunidades rezan a diario el Rosario por el fin de la pandemia y perseveran en la Adoración Eucarística del Señor. Sacan gracias sobre todo de la Eucaristía. También recordamos en la oración a todos los benefactores que hacen posible nuestro trabajo”.
Nosotros queremos apoyar a las 138 religiosas de las 22 congregaciones con un total de $ 62.781.720 (69.000 euros) para que puedan seguir realizando su valioso servicio a Dios y a las personas durante esta pandemia.