Es chileno pero tiene su corazón puesto en Centroáfrica, uno de los países más pobres y peligrosos del mundo. Ahí terminó el seminario y partió su vida como sacerdote y misionero. El Padre Yovane Cox ha sido testigo de la heroica misión de la Iglesia Católica en África. “Hay una cantidad de labores que el misionero tiene que hacer: asistir partos, hacer de ambulancia, meterse en medio de las peleas, hacer labor ecuménica entre los distintos grupos religiosos que existen (donde los católicos somos minorías). Ser pastor en Centroáfrica significa tener un dominio en muchas cosas”, cuenta.
Durante su misión le tocó enfrentar la guerra que asecha, hace más de seis años, a Centroáfrica. Una batalla entre grupos tribales que tiene al 80% del país dominado por 15 grupos distintos que se enfrentan entre sí. En medio de una violencia extrema, el Padre Yovane ha aprendido a ser portador de paz y esperanza. “Solo una mirada de fe permite descubrir por dónde Dios está llevando el camino; está actuando en medio de esas situaciones tan difíciles”, cuenta.
A pesar de ver cómo misiones de la Iglesia son masacradas, los sacerdotes y religiosas asesinados, de ser testigo de la brutalidad con la que se maleduca a los niños para que se conviertan en soldados y de vivir la experiencia de tener que escoltar a su comunidad para refugiarla, porque grupos rebeldes se tomaron el pueblo; el Padre Yovane sabe transmitir un esperanzador mensaje que refleja cómo el hombre, a través de la fe, puede sacar lo mejor de sí en tiempos de guerra.
El Padre Yovane visita nuestro país en un momento difícil... A través de su testimonio nos mostrará cómo ser mensajeros de paz y esperanza en medio de la crisis.