Helda Khalid Hindi tiene sólo 10 años. Tampoco ella puede olvidar esa noche trágica de 6 de agosto de 2014, cuando su padre, a gritos, le ordenó a toda la familia que subieran al auto, pues era necesario partir inmediatamente.
No hubo tiempo para hacer las maletas, para llevar nada. Helda no pudo ir a buscar al cuarto sus muñecas favoritas.
Tenía 6 años. “Partí llorando, sin ninguna esperanza de poder volver alguna vez a casa. Me sentía triste por dejar mi escuela, sin esperanza de volver a ver a mis amigos. Los días fueron pasando sin que nos acostumbráramos a este tormento, a esta tragedia”.
Helda habla como si fuera mucho más grande. Hay una madurez en sus palabras que sólo se explica por todo lo que pasó, por todo lo que sufrió.
“Me sentía muchas veces humillada por tener que recibir ayuda humanitaria, nunca había imaginado que iba a ser como un mendigo. Nunca. Sólo teníamos Dios. Nunca he dejado de creer en su poder y misericordia hacia todas las personas que sufren en Irak y en todo el mundo”.
Todos los días, Helda rezaba y pedía a Dios para poder regresar a su casa, a su escuela, a jugar con sus amigos. Ahora, gracias a la enorme campaña de reconstrucción de las aldeas cristianas en la Llanura de Nínive que ACN está promoviendo, también ella regresó a su casa.
“Cuando ahora miro al pasado, puedo asegurar que Dios siempre estuvo conmigo. Dios está conmigo dondequiera que yo esté”.
¡Nuestra ayuda sigue siendo esencial! Miles de familias continúan pidiendo tu oración y ayuda para mantener la presencia cristiana en Irak. Shukran!