A veces hace bien traer los recuerdos al presente. Compartirlos con nuestros seres queridos y sacar enseñanzas de esa experiencia. Es lo que hace el padre Michael Shields en su parroquia, lo que ha traído paz a muchos de sus feligreses.
21 julio, La parroquia católica de la Natividad de Cristo de Magadán fue fundada en 1990, antes del fin de la Unión Soviética. Fue una de las primeras parroquias católicas en el Lejano Oriente de Rusia. Al principio, los creyentes se reunían en una vivienda particular. La iglesia parroquial fue terminada recién en 2002.
Desde 1994, el P. Michael Shields de la orden de los Hermanos del Sagrado Corazón, procedente de Alaska, es el párroco de esta comunidad muy activa y lejana. Esta ciudad, que hoy cuenta con unos 96.000 habitantes, surgió en 1929 como campo de trabajos forzados y hasta 1991 fue zona militar de acceso restringido. Magadán está tan lejos de Moscú que la diferencia horaria abarca ocho horas. Cuando los habitantes de Moscú se acuestan, para el P. Michael empieza un nuevo día en Magadán.
La parroquia ha florecido en esta inmensidad. Hay catequesis para todas las edades, pero especialmente para niños y jóvenes, que son el futuro de la Iglesia. También ha puesto en marcha un programa para ayudar a las mujeres y niñas embarazadas en situaciones difíciles a tener a sus bebés y renunciar al aborto. Hasta ahora, más de 100 niños han sido salvados de esta manera.
Conociendo a las familias el sacerdote descubrió que muchas guardaban un gran dolor, un dolor que muchas veces no habían compartido con nadie. De sus conversaciones con los ancianos nació la necesidad de reparar tanto sufrimiento.
Los recuerdos se remontan a los primeros años de la Unión Soviética y a la represión que se vivió.
Durante la dictadura comunista de Stalin millones de personas fueron asesinadas o enviadas a campos de trabajos, conocidos como “Gullags”, por ser contrarias al régimen o simplemente por no cumplir con las directrices marcadas por el estado totalitario. Entre estos había miles de cristianos que fueron perseguidos a causa de su fe.
Cientos de muertos abandonados en las praderas y que hoy el padre trae de regreso y funda para ellos una Capilla donde sus nombres y recuerdos están inscritos en cientos de pequeñas cruces que colocan en un muro memorial. Incluso familiares de gente de otros lugares de Rusia, también víctimas de la represión, han puesto cruces por sus seres queridos.
Y así el P. Michael se ocupa también de los exprisioneros de los gulags y ha publicado un libro en ruso con sus testimonios. Muchas de estas personas, entretanto muy ancianas, han hablado así por primera vez sobre su experiencia. Sus familias a menudo tampoco sabían casi nada al respecto.
Testimonio de una sobreviente.
Olga Alekseyevna Goreeva es mayor, pero no olvida sus 11 años de prisionera en un Gulags. Trabajaban todo el día, la alimentación era un trozo de pan y una sopa en la que flotaban unos mendrugos. El frío era iresistible. La esperanza de vida para los prisioneros se reducía a seis meses. Aqui reproducimos su triste relato. “Murieron y fueron enterrados silenciosamente. Nadie tenía un servicio funerario para ellos, ninguna familia o amigos ofrecían sus últimos respetos. Ni siquiera cavaron tumbas para ellos, sino que excavaron una trinchera comunal. Y tiraron los cuerpos desnudos en la nieve y cuando llegó la primavera, los animales salvajes destrozaron sus cuerpos. Nosotros, quienes logramos sobrevivir, los lloramos. Creíamos que el Señor aceptaba a los mártires en el reino celestial. Que toda esta gente viva la memoria para siempre.”
Es así que la Capilla de los Mártires tiene cientos de cruces que recuerdan a quienes sufrieron y dieron la vida en los campos de trabajo forzado de Stalin en Kolyma, Siberia.
El padre ha aprendido a querer esta tierra inhóspita y llena de dolor y se asombra por la devoción mariana que allí encontró.
“Magadán es un lugar de sufrimiento: dolores en los campos de prisioneros, y Nuestra Señora de los Dolores es la patrona de Magadán en particular y de Rusia en general. En Rusia hay una profunda veneración a la Virgen María. Pienso que aquí hay más fiestas o iconos de la Virgen que de su Hijo, Nuestro Señor. Sostiene a las personas en Magadán —así me parece— de especial manera porque sostiene a los mártires, a aquellos que han dejado su vida por su fe en el Gulag.”