violentos ataques. Esta protección es cada vez más urgente en vista de la escalada de violencia.
La extrema riqueza de su subsuelo ha convertido ciertas regiones de la RDC en escenario de conflictos entre facciones violentas, trayendo aún más miseria y sufrimiento a la población.
Ya el pasado año, los obispos de la provincia eclesiástica de Bukavu, que comprende seis diócesis situadas en las zonas afectadas, alarmaron de la situación y al mismo tiempo advirtieron contra interpretaciones demasiado simples: «Somos de la opinión de que detrás del pretexto de las luchas internas de la comunidad, a nivel nacional puede haber una conspiración de actores internos y externos para ocultar una sobreexplotación sin escrúpulos de los recursos naturales (minería, petróleo, silvicultura, tierras)».
También en 2019, el arzobispo de Kinshasa, monseñor Fridolin Ambongo, recientemente nombrado miembro del Colegio Cardenalicio, habló en un encuentro organizado por la fundación ACN en París sobre la violencia cotidiana y la injusta distribución de la riqueza en la República Democrática del Congo:
«Estoy aquí como testigo de las tribulaciones