Salen a cuidar sus cultivos, porque de algo tienen que vivir, pero hay ataques y son asesinados. No es nada fácil, tampoco para mí es sencillo llegar hasta aquí. Ir y venir sigue siendo un riesgo, pero todo lo que pueda hacer para ayudar a esta gente es importante para mí”, explica el padre Christopher. El padre atiende a los desplazados, pero está viviendo en una casa abandonada porque Boko Haram destruyó la iglesia y la casa parroquial de Pulka en 2014.
“La vida en Camerún era tan difícil que pensamos que nunca renacería la esperanza. El padre Christopher es una fuente de inspiración para nosotros. Cuando estamos decaídos nos da ánimos, es un verdadero padre para todos nosotros, intenta cubrir el hueco que dejaron nuestros padres, porque muchos fueron asesinados. Nos cuida como si fuéramos su propia familia. Dios provee y nos ayuda gracias a tanta gente en el mundo que se acuerda de nosotros. Rezamos para que Dios de fuerza a todos esos benefactores y podáis seguir haciendo vuestra labor y apoyándonos”, dice Naomi.
Navidad es una época muy dura para la comunidad católica de Pulka. “Antes de la crisis, las Navidades era un tiempo de gran alegría, porque nuestros parientes de muy lejos venían a celebrarla con nosotros. Cuando comenzaron los ataques, la Navidad dejo de ser lo que era, no se podían cantar villancicos en la comunidad, ni visitar las casas de los demás, no podíamos salir fuera de nuestras casas por la noche. La situación era tan peligrosa que la Navidad dejo de ser festiva, no podíamos celebrarla”, cuenta la joven a la fundación ACN.
También Charles, a quien Dios ha “bendecido con 4 hijos”, como le gusta decir, está de acuerdo con que “celebrar la Navidad es duro en nuestra situación, la mayoría de nosotros, que vivíamos en Pulka, lo hemos perdido todo”. Pero añade: “el Evangelio me da fuerzas para aguantar todo este sufrimiento, para soportar todo lo que vemos cada día. Jesucristo anunciaba el sufrimiento que vivimos. El sufrimiento es parte del ser cristianos. Nuestra vida está en sus manos. Me llena de esperanza recordar las palabras de Jesús, él nos recompensará al final de nuestras vidas. Jesucristo es mi salvación, eso es lo que yo celebro en Navidad”.
“Es bello y doloroso al mismo tiempo.” - dice el padre Christopher - “Están fuera de sus casas, han perdido a seres queridos, pero viven la virtud de la esperanza y celebran la vida. Ellos confían en la Iglesia, porque es la que escucha su llanto y siempre intenta secar sus lágrimas. Esa labor de los primeros misioneros hace que ellos ahora se sientan fuertes en la fe y fieles a la Iglesia”.
Naomi no tiene que pensar mucho para hacer su lista de deseos para Navidad: “Lo más necesario aquí es comida, tiendas de campaña y ropa... ahora tenemos incluso casos de cólera y no tenemos lugares de atención médica. También sería un regalo tener ayuda para nuestros estudios académicos, algunos de nosotros éramos estudiantes antes de los ataques extremistas y tuvimos que dejarlo por no tener recursos para seguir, es una de las cosas que más nos ayudaría”.
El padre Christopher también sabe lo que quiere pedir por Navidad:
“Me gustaría que estas Navidades muchas personas tuvieran el deseo de ayudar a los refugiados de Pulka, en su salud corporal, espiritual y mental. Ellos quieren tener paz en sus vidas, que la paz vuelva a sus hogares. Nuestro deseo es muy sencillo: queremos vivir una vida normal y volver a nuestra vida de antes”.
ACN pide apoyo para varios proyectos de atención a la comunidad Pulka, que incluye a unos 14.000 católicos. Entre ellos, una fuente de agua para los refugiados, la reconstrucción de la casa parroquial de san Pablo, en Pulka, para que el padre Christopher pueda alojarse allí y ayuda para las familias de 23 catequistas, que llevan a cabo la labor con los refugiados de la comunidad Pulka, en Nigeria y en Camerún.