En la parroquia del Norte, en El Aaiún, la capital de la región con unos 400.000 habitantes, tenemos también un grupito pequeño de migrantes pero El Aaiún es zona de salida y tiene poca industria o lugar de trabajo donde sacar dinero. Con lo cual, es más difícil quedarse mucho tiempo. Aquí, tenemos estudiantes subsaharianos que han llegado para hacer formación profesional superior. También hay un pequeñito grupo de las Naciones Unidas que desde 1991 tienen una misión y siguen ahí. Nuestras celebraciones dominicales aquí pueden contar con 40 o 50 personas. Una minoritaria dentro de la gran sociedad musulmana. El reto una vez más es hacer familia y comunidad.
¿Qué significa para estos católicos, para los cristianos de Sahara Occidental, que Foucauld suba a los altares?
La mayoría de los cristianos que vienen de Iglesias subsahariana desconocen la persona de Foucauld. Nuestra tarea es la de darles a conocer su mensaje: comprender qué significa ser cristiano en esta tierra en la que la población es prácticamente toda musulmana y los cristianos somos extranjeros.
Yo creo que Foucauld tiene mucho que decirnos, creo que es una herramienta del Espíritu para que precisamente aprendamos a ser cristianos en esta tierra, porque la tentación de todos, también en nuestros hermanos subsaharianos, es la de copiar las Iglesias, los modelos de Iglesia de sus países y de sus comunidades. Foucauld es para nosotros claramente un santo, una inspiración. Es un modelo, un ejemplo de vida cristiana, de carisma, de forma de estar, de ser y de vivir, de misionar, de evangelizar en esta tierra.
También es un ejemplo para nosotros los oblatos, evidentemente Foucauld siempre está en el horizonte. Para nosotros es una confirmación y va de la mano con la llamada, la invitación del Papa a salir, a abrirnos, a sentirnos y hacernos hermanos de todos.
Uno de los proyectos que está realizando con el apoyo de la fundación de ACN es la ornamentación de las capillas de El Marsa en el norte y de Dajla en el sur. ¿Cuál es el propósito de este proyecto?
De alguna manera queremos utilizar la ornamentación de las capillas como inspiración y como catequesis para nuestros cristianos, para que podamos profundizar e imbuirnos de esta espiritualidad propia de cristianos en tierra de islam, en el Sahara. Foucauld quería que la eucaristía estuviera en medio de los musulmanes y eso somos nosotros, presencia, cuerpo de Cristo en medio de este mundo musulmán, en contacto con él.
En El Marsa se trata de unos mosaicos y una cruz con toques arabescos, de tipo oriental, porque ahora mismo hay una cruz de hierro del año 60, que la pobre está que da pena. Para el oratorio de Dajla son unas imágenes en cerámica que muestran a san Carlos de Foucauld y san Eugenio de Mazenod, el fundador de nuestra congregación, y en el centro la Virgen del Carmen.