El arzobispo se reunió personalmente con los familiares de las víctimas y de los heridos. “El ataque -destacó- se produjo contra las personas que rezaban, esto es muy doloroso e intolerable. Hoy estoy presente de manera especial para estar con mis hermanos y hermanas que han perdido a sus seres queridos, rezamos juntos por todos nuestros mártires y agradecemos a Dios por haber salvado la vida de más de 1.500 personas presentes en las iglesias”.
El arzobispo expresó su especial aprecio por la valentía y el espíritu de servicio “de nuestros voluntarios de seguridad a las puertas de la iglesia, que no dejaron entrar a los atacantes”. De hecho, ambos atacantes explotaron en la puerta de la iglesia católica de San Juan y de la Iglesia de Cristo, causando 21 muertos y 80 heridos.
“En homenaje a los jóvenes cristianos asesinados, Shaw dijo: “Todos nuestros mártires son bendecidos; perdieron sus vidas para defender su fe y se sacrificaron para salvar a su pueblo dentro de la iglesia, permanecieron fieles a su responsabilidad de proteger a la gente hasta su último aliento. Estoy seguro de que han obtenido la corona de la vida eterna”.
El arzobispo expresó su gratitud a las fuerzas armadas, especialmente al ejército paquistaní, “siempre presente en todas partes del país por nuestra seguridad y protección”, e invitó a rezar por ellos y por sus familias.
Asimismo Shaw llamó a los cristianos de Paquistán a orar también por las víctimas de los brutales ataques en dos mezquitas de Nueva Zelanda: “Nos entristecen los asesinatos en las mezquitas, especialmente porque eran personas reunidas para orar. Qué Dios las reciba. También oramos por las personas que lloran a sus seres queridos, es una gran pérdida para ellos. Qué Dios los consuele y les dé la fuerza para soportar esta pérdida. Podemos entender el dolor de esa gente, muchas veces los cristianos en Pakistán hemos pasado por ese dolor y todavía sufrimos por él”l.
“Oramos para que los gobiernos de Paquistán y Nueva Zelanda derroten el mal del terrorismo y para que la paz prevalezca en todo el mundo, y para que los pueblos de todo el mundo vivan en paz, con alegría y felicidad”, concluyó mons. Shaw.