El Papa Francisco sorprendió a los miembros de la ROACO, Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales, al expresar su deseo de viajar en 2020 a Irak. La verdad es que su intención la ha expresado en varias ocasiones; admira el temple de los cristianos perseguidos y se duele profundamente por su situación. Quiere estar con ellos, abrazarlos y mostrarles que la Iglesia no los olvida.Estamos a pocos días de celebrar el Día de Oración por la Iglesia Perseguida, DOIP, este 30 de junio y el anuncio del Santo Padre de su deseo de visitar Irak, nos demuestra cuán importante es esta intención para la Iglesia.
El Papa señaló: “Un pensamiento insistente me acompaña pensando en Irak, -donde tengo la voluntad de ir el año que viene-, para que pueda mirar adelante a través de la pacífica y compartida participación en la construcción del bien común de todos los componentes, -también los religiosos-, de la sociedad y no vuelva a caer en tensiones que vienen de los conflictos interminables de las potencias regionales”.
Sus palabras, expresadas en la apertura de 92 asamblea plenaria de la ROACO, fueron rápidamente divulgadas por todo el mundo.
El Santo Padre instó a los delegados a intensificar el compromiso en la caridad para sembrar la esperanza entre los jóvenes “con el corazón y la mente abiertos” hacia la paz y la prosperidad.
En la oportunidad, también recordó el sufrimiento de la población en Ucrania, Siria e Irak, países inmersos en conflictos bélicos o donde la violencia es constante. Por eso, pronunció duras palabras contra quienes se benefician de guerras como éstas a través del comercio de armas.
FRANCISCO: “Muchas veces pienso en la ira de Dios que se desatará contra los responsables de esos países que hablan de paz y venden las armas para hacer estas guerras. Esta hipocresía es un pecado”.
Francisco además criticó la doble moral de abrir los puertos y las puertas para las armas, pero no para las personas que se ven obligadas a huir de sus hogares. Usando palabras duras expresó: “Gritan personas que huyen amontonadas en barcos, buscando esperanza, sin saber qué puertos podrán acogerlas en Europa, que sí que abre las puertas a embarcaciones que tienen que cargar sofisticado y costoso armamento, capaz de producir una destrucción que llega hasta los niños. Esta es la hipocresía de la que hablo”.
El Papa tampoco quiso olvidarse de la situación en Tierra Santa donde deseó que reine la convivencia pacífica y el respeto mutuo entre todos sus habitantes. Sus palabras fueron reforzadas por la acción de este sábado 8 de junio, en que llamó a un minuto de oración por la paz en la zona, al cumplirse 5 años de su histórica reunión con los líderes Shimon Peres y Mahmoud Abbas.
En Tierra Santa, deseo que el reciente anuncio de una segunda fase de estudio de las restauraciones del Santo Sepulcro, en que las comunidades cristianas del Statu quo estén juntas, se acompañen con los sinceros esfuerzos de todos los actores locales e internacionales para que pronto pueda lograrse una convivencia pacífica en el respeto de cuantos viven en esa Tierra, signo de la bendición del Señor.
Riesgo de crisis humanitaria en Siria
El Pontífice explicó que se ha encontrado en diversas oportunidades con las realidades vinculadas a la Congregación para las Iglesias Orientales y subrayó que, en la reunión de estos días, será posible escuchar el “grito de muchos que en estos años han sido despojados de la esperanza”.
Una vez más, pienso con tristeza en el drama de Siria y en las densas nubes que parecen reinar sobre ella en algunas zonas que siguen siendo inestables y en las que el riesgo de una crisis humanitaria aún mayor sigue siendo alto. Los que no tienen comida, los que no tienen atención médica, los que no tienen escuela, los huérfanos, los heridos y las viudas levantan sus voces.
Un grito que, sin embargo, si no es escuchado por los hombres, es escuchado por Dios, “herido por el odio y la violencia que se puede desencadenar entre sus criaturas, siempre capaz – dijo Francisco – de conmoverse y de cuidarlas con la ternura y la fuerza de un padre que protege y guía”.
Sostener la esperanza de los jóvenes
Finalmente el Papa, fiel a su cariño por los jóvenes, apeló a su coraje e impulso para llevar a cabo estas grandes obras. Recordó a tantos jóvenes que, fascinados por el anuncio de Cristo, lo siguen sin miedo, de los jóvenes de Etiopía y Eritrea que viven la “fraternidad sincera y respetuosa de cada uno” después de la paz firmada entre los dos países. Es importante el llamamiento a dar a conocer el Documento firmado en Abu Dhabi junto con el Gran Imán de Al-Ahzar, “una buena alianza para el futuro de la humanidad contenida en él”, y a preservar realidades como las escuelas y universidades que, por ejemplo en El Líbano, representan “auténticos laboratorios de convivencia y palestras de humanidad a los que todos fácilmente puedan tener acceso”.
Les pido –dijo a los delegados, pero sus palabras son para cada uno de nosotros- que continúen y aumenten su compromiso para que en los países y situaciones en que apoyan a los jóvenes puedan crecer en humanidad, libres de colonizaciones ideológicas, con el corazón y la mente abiertos, apreciando sus propias raíces nacionales y eclesiales y deseosos de un futuro de paz y prosperidad, que no deje a nadie atrás y que a nadie discrimine.