Hablemos sobre el conflicto. Era una guerra anunciada desde hace semanas, nadie creía que realmente fuera a pasar. ¿Cuál fue su primera reacción el 24?
El temor de que pudiera haber una guerra era muy alto, porque había indicios. Pero ciertamente es impactante, es algo surrealista, es como vivir en una película. Por eso
me digo a mí mismo y también a muchas personas creyentes, que nuestras principales armas, por así decirlo, son la humildad, el abandono total en Dios, la solidaridad y el amor. Porque en cualquier caso si estamos cerca unos de otros, si estamos cerca de Dios, si somos fieles, Él mismo nos cuida. Y por eso, también en esta guerra, que no es una invención puramente humana, sino que tiene algo del Maligno, del demonio – porque toda violencia lo tiene; entonces solo podemos vencer el mal en esta guerra todos juntos, el mundo entero, con ayuno, con oración, con mucha humildad y amor.
¿Diría usted que hay un aspecto religioso en el conflicto?
Esta guerra tiene varias motivaciones, y algunos argumentos dicen tener cierto aspecto religioso. Lo considero completamente incorrecto. Si miramos a los ucranianos, por ejemplo, tenemos el Consejo de Iglesias y organizaciones religiosas de Ucrania que está muy unido en estos momentos, está cerca de la gente y se apoyan unos a otros. Esto no quiere decir que todas las dificultades hayan desaparecido porque es muy claro que algún malentendido interreligioso jugó un papel en el pasado. Solo que considero imposible utilizar este argumento para motivar una guerra, porque cuando hay dificultades en las relaciones interreligiosas hay que resolverlas de otra manera. Sorprendentemente, observo que las dificultades que veía antes en Ucrania se han reducido mucho en este momento. Así que el momento de la tragedia está uniendo al pueblo ucraniano. Esto no quiere decir que se mantendrá unido después, pero ya es una señal muy positiva.
El domingo durante el Ángelus, el Papa anunció que dos cardenales serían enviados a Ucrania. ¿Cómo siente el apoyo del Santo Padre?
Lo que dijo el Santo Padre revela que está haciendo y hará todo lo posible por su parte para que esta guerra acabe. No son sólo palabras, porque sé muy bien que él es buscando todos los caminos posibles para la Iglesia, espirituales y diplomáticos. Todo lo que es humanamente posible para hacer su contribución a la paz. Ciertamente el Papa – lo sé muy bien a través de sus colaboradores con los que tengo contacto varias veces al día – está evaluando varias posibilidades. Reflexionamos continuamente, qué más puede hacer el Papa directamente o por medio de sus colaboradores. Uno es el envío de los dos cardenales, el martes el Cardenal Krajewski llegó a Ucrania para traer apoyo y ver de qué manera puede llegar ayuda humanitaria y con ello la presencia del Papa.
ACN ha lanzado una ayuda de 1,3 millones de euros para las diócesis más necesitadas, especialmente para apoyar la labor que están realizando los sacerdotes y las religiosas. ¿Cómo de importante cree que es esta ayuda?
Cualquier ayuda que venga será muy apreciada. En el futuro es difícil saber cuáles serán exactamente las necesidades, pero hay muchas estructuras dañadas. Entonces, incluso a nivel estructural y organizativo habrá mucho por hacer porque hay cientos de escuelas, hospitales, casas destruidas. Las necesidades serán enormes. Llevará muchisimo tiempo.
¿Qué le gustaría decir a todos aquellos que se preguntan cómo ayudar a los ucranianos en este momento?
Me gustaría compartir un testimonio que me contaron hace unas horas, solo uno de tantos de Kiev. Anoche me contaron de una persona que había tenido esta visión en un sueño: En una ciudad destruida por la guerra, el buscaba a su familia. Jesús se acercó, él le pidió que le diera una mano y Jesús desde la cruz le contestó: “No puedes hacer las dos cosas juntas: No puedes crucificarme y al mismo tiempo pedir mi ayuda. Debes elegir: O lo uno o lo otro". Cuando despertó, después de este sueño, después de esta visión, les dijo a todos que había decidido cambiar la vida, vivir una vida con Dios. Esto me afecta a mí y a todos los demás. Estos momentos dramáticos de la guerra nos empujan -como dice el profeta Isaías - a mirar a nuestro Dios con ojos nuevos, con ojos de confianza, de humildad y de conversión.