Binish Paul y su abogado Tabassum Yousaf en el hospital. / Tempi.
Joven cristiana de 18 años se niega a convertirse al islam y es empujada, desde un segundo piso, por su pretendiente musulmán. Salva de milagro, pero sus lesiones le impedirán volver a caminar.
Binish Paul tiene 18 años, es cristiana y estudia en un instituto de Karachi, Pakistán. El pasado 22 de agosto un joven musulmán llamado Taheer Abbas, compañero de secundaria que la pretendía, furioso ante su negativa a casarse con él y convertirse al islam, la golpeó, la llevó al segundo piso de un edificio y la empujó desde allí. La niña paquistaní sobrevivió, pero sufrió fracturas severas en la columna y las piernas y ya no podrá caminar. Se trata del enésimo caso de violencia y de intento de conversión forzada como ha explicado a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) la abogado de Binish Paul, Tabassum Yousaf, que se ha hecho cargo de la defensa de forma gratuita.
“Desde hace algunos meses Taheer estaba presionando a Binish para que se convirtiera al Islam, pero ella siempre se había negado. En los siguientes días ocurrió este acto de violencia que ha dejado a la joven con graves fracturas en las piernas y en la espina dorsal”.
Como suele ocurrir en estos casos, la familia de la chica cristiana se encuentra en una difícil situación. Los padres acudieron a la comisaría de la policía local donde los agentes se negaron a registrar la denuncia. Por otro lado, el director del hospital no quiso elaborar el informe médico necesario para certificar sus lesiones. “Además han recibido graves amenazas por parte de los familiares del agresor. Si no cierran el caso les acusaran a todos de blasfemia”, afirma Tabassum Yousaf, también de fe cristiana.
Afortunadamente la abogado presentó la denuncia directamente en el Tribunal, lo que hizo que se obligara al hospital a proporcionar el informe médico. Por ello se pudo arrestar al hombre el 24 de agosto.
“El problema principal, cuando hay ataques similares en nuestra comunidad, es que los cristianos en Pakistán muchas veces pertenecen a los sectores más pobres de la población, y no conocen sus derechos. Por ejemplo, casi ninguno sabe que las denuncias pueden ser presentadas en el Tribunal. La resistencia de la policía a la hora de registrar el caso, unida a las amenazas por parte de los amigos y parientes de los agresores, han empujado a muchas familias a no denunciar los crímenes que sufrieron”.
De hecho hay muchas conversiones forzadas de jóvenes cristianas de las que no hay noticia. “Yo misma fui presionada por un chico musulmán con quien salía mientras estudiaba en la escuela de leyes. Yo era la única chica cristiana en la universidad. Afortunadamente, mi familia y mis hermanos me protegieron, pero las jóvenes cristianas que proceden de familias humildes están indefensas ante sus agresores”. Según Yousaf, solo en Karachi -ciudad al sur del país- ocurren entre 15 y 30 casos como el de Binish todos los años, mientras que los referidos a la policía se cuentan con los dedos de una mano. “Hay muchas personas que tienen miedo porque la comunidad musulmana amenaza con violar y matar las mujeres de las familias”.
“En Pakistán es difícil obtener justicia si se pertenece a una minoría religiosa”, afirma Yousaf, ya que la magistratura está bajo una fuerte presión de los partidos políticos, los cuales no brindan a nuestros hermanos de un apoyo legal adecuado y justo. Muchos miembros de las minorías no saben que tienen derechos como lo tienen los musulmanes. Así que como abogada católica, considero que es importante aumentar sus conocimientos en este sentido y apoyarles desde un punto de vista legal. Este es mi servicio prestado a Dios y a mi Iglesia “.
Ella misma, como profesional se siente amenazada. “Tengo miedo, sé lo que podría pasarme, soy madre, tengo dos hijos, pero creo en Jesucristo y quiero ayudar a esta gente porque sé que si no lo hago, las cosas nunca cambiarán en Pakistán “, dijo. “Para nosotros es fundamental que la voz de los cristianos perseguidos como Binish Paul pueda ser escuchada internacionalmente. Este hecho desgraciado, nos permite tener más visibilidad y más posibilidades de éxito. Solo si la justicia funciona como debería, rompiendo el clima de impunidad, otros lo pensarán dos veces antes de hacer otro gesto de este tipo en el futuro “, concluyó.