“No podemos abrir las iglesias, pero seguimos estando cerca de la gente, ofreciendo esperanza”
En este momento de crisis por la pandemia del coronavirus, la Iglesia se está movilizando para ayudar a aquellos que más sufren. En todo el mundo, religiosas y sacerdotes cuidan a los enfermos, acompañan y reconfortan a las familias que han perdido a algún ser querido o que sufren la enfermedad, protegen a los niños y ancianos que están solos, enseñan medidas para protegerse de la enfermedad... ¡Conoce algunas historias!
CHAD
La diócesis de Sahr es una diócesis rural, donde la mayor parte de los habitantes viven de la agricultura y la ganadería. En estos momentos los sacerdotes animan a los fieles a mantener y respetar las medidas marcadas por el gobierno. A la vez tratan de resolver los problemas de pobreza y necesidad de alimentos y medicamentos que cada vez son más necesarios. La Eucaristía nunca ha dejado de celebrarse pese al cierre de iglesias, estando en comunión con los fieles.
BRASIL
Desde la diócesis de Juína, en el Mato Grosso, el padre Jeferson Slussarek nos dice: “Mi parroquia está compuesta por comunidades que viven en las orillas de varios ríos. Para ellos es una gran alegría que pueda acompañarles y llevarles a Cristo Eucaristía, celebrando juntos la presencia de Dios entre nosotros”. Se trata de varias comunidades indígenas, algunos de ellos sin tierras.
Ahora con el coronavirus hay que extremar las precauciones. No obstante, la Iglesia no desiste en acompañar la vida de las comunidades más remotas y necesitadas. No pueden abrir las iglesias pero siguen cerca de la gente, ofreciendo esperanza. El seminario menor San José, además de ser seminario, se ha convertido en Casa de la Caridad. Todos los días ofrecen 40 comidas para quienes viven en la calle.
LÍBANO
En Líbano, decenas de miles de familias refugiadas sirias están en riesgo. Viven en una situación muy precaria, en campamentos. La Iglesia se esfuerza por ayudar a los refugiados. Entre las iniciativas humanitarias se encuentra el programa de distribución de comidas de emergencia en Zahlé: "El Comedor San Juan Misericordioso".
Su misión es proporcionar a los refugiados y personas locales pobres, de todas las religiones, una comida equilibrada. En estos tiempos de pandemia, se distribuyen 400 raciones de alimentos diarias a las casas de quienes lo necesitan.
CUBA
Las religiosas de la Congregación de las Hermanas Sociales hacen todo lo posible para cuidar a los ancianos enfermos y más vulnerables. Hoy buscan los medios para seguir cerca de los más necesitados. Algunas hermanas llevan comida a los hogares necesitados, otras van a la parroquia, donde las personas que no tienen casa pueden bañarse, cambiarse de ropa y comer.
BIELORRUSIA
Durante la pandemia, la religiosa dominica Victoria Dubovich trabaja en la estación de ambulancias de Osipovichy.
RUANDA
En la ciudad de Kigali, debido al toque de queda que se ha impuesto por el coronavirus, las Hijas de la Resurrección ya no disponen de los pequeños salarios que recibían en el jardín infantil y consultorio. Sus ahorros, que compartían con los más pobres, se les acabaron. De su entorno les llegan noticias de robos, homicidios, miedo y pánico. Pero nada las detiene. Ellas siguen ahí, en medio de la pobreza y la inseguridad, acompañando a quienes más lo necesitan.