El comunicado resalta la labor fundamental que tienen los sacerdotes, a pesar de la falta de seguridad que sufren para realizar su ministerio: “Nuestro deber es poner ante el altar de Dios la gratitud, los cuidados, las preocupaciones y las peticiones de los fieles y las nuestras. Somos defensores de la vida y la paz. Fuimos llamados y enviados a predicar las buenas nuevas a los pobres, dar libertad a los cautivos, liberar a los oprimidos, sanar a los quebrantados de corazón, vendar heridas, etc. Hemos estado cumpliendo con este llamado y continuaremos”.
Muerte en los caminos
La situación es cada vez más ingobernable. Las denuncias y llamados no han surtido efecto, dado que solo en 2021 fueron asesinados 4.650 cristianos, más que todos los civiles muertos hasta la fecha en la guerra de Ucrania.
Desde la tragedia de Pentecostés del 2022, donde 60 personas fueron asesinadas durante la celebración de la Misa, los actos terroristas no han parado. El 26 de junio fue encontrado el cuerpo del padre Christopher Odia Ogedegbe, secuestrado en la mañana del mismo día cuando se dirigía a la iglesia para celebrar la misa, en el Estado de Edo. En las mismas horas, otro sacerdote, el padre Vitus Borogo, fue asesinado por terroristas en Prison Farm.
El 3 de julio, el padre Peter Udo (de la Iglesia de San Patricio) y el padre Philemon Oboh (del Centro de Retiros San José) fueron secuestrados por hombres armados cuando regresaban a su diócesis, también en el estado de Edo. Mientras, el padre Emmanuel Silas había desaparecido días antes, secuestrado en su casa parroquial, y luego, afortunadamente liberado.
Secuestros, tiroteos y asesinatos selectivos son el panorama cotidiano de una zona donde nadie está a salvo. Como hemos señalado, los cristianos son las principales víctimas, pero los musulmanes, en especial la mayoría musulmana del norte, que quiere vivir en armonía con los cristianos, también es maltratada.
Distintas facciones del islamismo radical luchan por la primacía en la región
El Informe de Libertad Religiosa presentado por ACN en abril de 2021 mostró que un 79% de los muertos en Nigeria fueron víctimas de ataques terroristas de los tres grupos yihadistas más activos: Boko Haram y Estado Islámico del África Occidental (ambos en el norte de Nigeria), y los militantes musulmanes de los Fulani, en la zona central del país. La estrategia yihadista es simple: eliminar o forzar a la emigración a los cristianos en los territorios que quieren convertir en “califato”.
Según el padre Atta Barkindo, director del Centro Católico Kukah, dedicado a fomentar el diálogo interreligioso, después de veinte años de sharía, la situación en el norte de Nigeria, donde se aplica, ha empeorado. La etnia y la religión se han convertido en un medio eficaz para conseguir poder, recursos y privilegios.
Según el padre Atta Barkindo, director del Centro Católico Kukah, dedicado a fomentar el diálogo interreligioso, después de veinte años de sharía, la situación en el norte de Nigeria, donde se aplica, ha empeorado. La etnia y la religión se han convertido en un medio eficaz para conseguir poder, recursos y privilegios. El padre Barkindo afirma: “Lo que ha hecho la ley de la sharía es dividirnos aún más en este país. Vayan a las comunidades; todos se han replegado al seno de sus religiones”. Según el padre Barkindo, “es urgente que los nigerianos debatan cómo debería ser su país en realidad como Estado laico, cómo se puede definir a sí mismo como nación y cómo pueden convivir cristianos y musulmanes”.
Definitivamente, y el 2022 fue una cruel muestra de ello, Nigeria ha seguido siendo uno de los países del mundo donde cristianos y musulmanes sufren más persecución por parte de terroristas islamistas. Según Naciones Unidas, se calcula que 36.000 personas han muerto y ha habido dos millones de desplazados en solo dos décadas de violencia de Boko Haram. El Comité Internacional de Cruz Roja informó que, hasta la fecha, la mitad de las aproximadamente 40.000 denuncias por desaparición de personas en África proceden de la región nordeste de Nigeria, escenario de los atentados y secuestros de Boko Haram.
La violencia de Boko Haram, que pretende derrocar al Gobierno y establecer un Estado islámico, se ha visto eclipsada por el terror que han traído los fulani, grupo seminómada, principalmente de musulmanes, que pastorea sus rebaños por amplias regiones de los estados centrales y que entra en conflicto por las tierras de los agricultores de esa zona, que en su mayoría son cristianos. El Índice de Terrorismo Global 2019 indicaba que en 2018 “los extremistas fulani habían causado la mayor parte de las muertes por atentado en Nigeria (1.158 víctimas)”.
Sea cual sea el grupo que lidera esta lucha, es urgente dar paz a los nigerianos. Solo así podrán desarrollarse y dejar atrás la pobreza que los abruma. Mientras, ACN y otros organismos internacionales hacen todo lo posible por evitar más muertes y por dar voz a las víctimas de la violencia que no son escuchadas. Conoce el trabajo de ACN en la zona en www.acn-chile.org.