El 15 de diciembre era un día triste para el Padre Valentine Ezeagu, regresaba a casa a oficiar el funeral del su padre, y no imaginaba que lo peor estaba por venir.
Sorpresivamente, el sacerdote fue liberado 36 horas más tarde. Al informar a su superior religioso, el Padre Ezeagu dijo que los secuestradores le habían dejado ir después de verle rezar.
Hablando con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) a los pocos minutos de recibir la llamada del P. Ezeagu, el P. George Okorie, Superior General de la Congregación de los Hijos de María, Madre de la Misericordia, comentó: “Cuando hablé con el P. Valentine, me dijo que verlo rezar su Rosario confundió a sus secuestradores.
“Empezaron a tener una conciencia culpable. Les hizo darse cuenta de que, vestidos con su sotana, no habían encontrado a la persona adecuada, así que le dieron comida y lo liberaron.”
El padre Okorie describió al padre Ezeagu como un joven sacerdote “muy dedicado” y dijo que la gente de toda Nigeria y más allá ha estado rezando por su liberación, incluyendo los muchos estudiantes de la escuela secundaria cuyo director es el sacerdote secuestrado.
Junto con señalar que no existe información hasta ahora sobre los secuestradores del padre Ezeagu, el padre Okorie dijo: “Agradecemos a Dios que realmente ha tocado los corazones de los secuestradores. Rezamos por ellos.
“También rezamos para que tengan una conversión de corazón y se den cuenta de que el secuestro no es un negocio. Es diabólico.”
En 2020 al menos ocho sacerdotes y seminaristas han sido secuestrados, incluido Michael Nnadi, de 18 años, de Kaduna, que fue asesinado por sus secuestradores, el P. Goodluck Ajaero, secretario general de la congregación del P. Ezeagu, declaró: “Pedimos al gobierno que invierta más en asegurar las vidas y propiedades de los ciudadanos, así como en proporcionar oportunidades de trabajo… para que nuestros jóvenes se comprometan de forma significativa”.
Casos como este ocurren con demasiada regularidad y nadie está seguro en los caminos del país.