El Vicariato Apostólico de Bomadi está situado en el sur de Nigeria, en el delta del río Níger. A diferencia de lo que ocurre en el norte del país, el Islam no desempeña allí un papel importante. La mayoría de la población pertenece a las religiones tradicionales africanas, pero muchas personas están abiertas a la Buena Nueva del Evangelio, pues ésta las libera del miedo a los espíritus malignos y la brujería. No obstante, la labor de la iglesia no es fácil porque en la región reina una enorme pobreza y apenas hay infraestructuras como carreteras ni agua potable, atención médica o electricidad.
Debido a los numerosos brazos del delta del río Níger, a muchos pueblos solo se puede acceder por agua. Allí, la mayoría de la gente se gana el sustento pobremente como pescadores o pequeños campesinos. El pueblo llano no se beneficia de los ingresos de la extracción de crudo, sino que, por el contrario, la producción petrolífera ocasiona una contaminación de las aguas que perjudica a la población. Allí la mortalidad infantil es mayor que en otras partes del país.
Especialmente beneficiosa es la labor de las religiosas que enseñan a los niños y ayudan a las familias en sus necesidades. Sin embargo, muchas de las Hermanas provenientes de otras partes del país tienen miedo de desplazarse en barco a zonas remotas porque carecen de experiencia en navegación y porque no saben nadar.
Por ello, en 2012, el Obispo Egbebo fundó una nueva congregación llamada
Nuestra Señora Estrella del Mar, que recibe y promueve específicamente las vocaciones nativas de la zona del vicariato, ya que estas mujeres conocen los desafíos del río y pueden llegar a las aldeas remotas donde la gente necesita ayuda.
Sin embargo, a raíz de la pandemia, las propias religiosas afrontan ahora una situación de necesidad porque ya no pueden contar con los sueldos de las Hermanas que