En ACN hemos seguido los preocupantes acontecimientos que se viven desde que el 1 de febrero militares realizaran un golpe de estado y apresaran a varios líderes políticos incluida Aung San Suu Kyi premio Nobel de la Paz y líder del Gobierno civil que debía asumir como gobernadora al día siguiente de los hechos.
Los primeros días de incertidumbre han seguido con manifestaciones que se han tomado las calles de las principales ciudades del país que muchos aún recordamos como Birmania. Las protestas ya han dejado más de 20 muertos y cientos de encarcelados.
Mayoritariamente son jóvenes quienes protestan y la junta militar les ha advertido : “Los manifestantes están ahora incitando a la gente, especialmente a adolescentes y jóvenes emocionales, a optar por la vía de la confrontación, en la que sufrirán la pérdida de vidas”, subraya el comunicado.
Las medidas aplicadas por el gobierno de facto incluyen cortes de internet por las noches para impedir que por este medio se organicen los manifestantes y restringir la información que sale del país.
Este clima de enfrentamiento ha llevado a la conferencia episcopal a pedir por la paz. El cardenal Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, pide una oración continua y valora la solidaridad expresada por los líderes católicos, entre ellos el Papa Francisco. En carta al cardenal Vincent Nichols para agradecerle su preocupación dice: "El Papa Francisco, siempre profeta de la misericordia para los marginados, ya se refirió dos veces a los desafíos de nuestro pueblo a través de oraciones y mejores deseos. Sus oraciones y el compañerismo de personas como Su Eminencia hacen que nuestro viaje en este momento tan difícil de nuestra historia sea un bálsamo consolador”.
En la misma misiva refuerza la necesidad de que los fieles de Myanmar se centren en "la oración y los medios pacíficos" en este momento.
Y es que la escalada de violencia en Myanmar pone fin a un intento de democracia que se empezó a forjar en 2015.