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El trágico suceso se produjo tras recibir tres disparos durante un ataque yihadista perpetrado a cuarenta kilómetros de la frontera sur de Burkina Faso.
El padre Antonio César Fernández viajaba junto a otros dos sacerdotes; de camino a Ouagadougou, donde vive. Lo acompañaban dos sacerdotes de Togo, el padre Germain Plako Mlapa y Fa Brice Aziawo. Al cruzar la frontera de Togo y Burkina, en la localidad de Nohao, una veintena de hombres armados atacó el puesto de control. En la acción murieron cuatro agentes de aduna y el padre Antonio.
Los religiosos fueron obligados a bajar de su vehículo y los terroristas apartaron al padre César y lo mataron en medio del bosque. Luego quemaron el vehículo en que viajaban. Así lo dijo con dolor, el provincial, padre José Elegrede, “Después de registrar el vehículo, César fue separado del grupo y hombres armados le dispararon”.
Desde todos los rincones han llegado testimonios de dolor por la muerte del religioso. Pero sin duda, lo que causa mayor impacto es su propio testimonio. Su entrega y vocación quedaron plasmados en lo que se convirtió -tras su muerte- en su testamento espiritual. El padre, sólo 48 horas antes de su asesinato, subió a las redes sociales un video suyo agradeciendo su vocación y explicando cómo los jóvenes le ayudaron a vivirla. “Son los jóvenes de los distintos lugares del mundo en los que he estado los que me han enseñado a ser salesiano”.
La página de los salesianos dió a conocer la noticia en los siguientes términos. Y aunque hay dolor, hay firme voluntad de continuar con la labor misionera. También condenan “toda forma de violencia” y se reafirman en “su voluntad de seguir trabajando en estos países africanos, especialmente con la educación y evangelización de los jóvenes, para contribuir a su pleno desarrollo”. Precisan, “fue lo que movió a Antonio César Fernández para entregar su vida como misionero salesiano al servicio del Evangelio”.
Según lo informado por salesianos España serían al 2017, 23 los misioneros salesianos asesinados.
“Con profundo dolor, se comunica desde la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora que ha fallecido, asesinado, el misionero salesiano Antonio César Fernández Fernández. El trágico suceso se produjo pasadas las 15:00 del viernes 15 de febrero tras recibir tres disparos durante un ataque yihadista perpetrado a cuarenta kilómetros de la frontera sur de Burkina Faso. El salesiano regresaba a su comunidad en Uagadugú junto a otros dos religiosos que pudieron sobrevivir al asalto, tras celebrar en Lomé (Togo), la primera sesión del Capítulo Inspectorial de la Inspectoría Salesiana de África Occidental Francófona (AFO).”
Antonio César Fernández Fernández, nacido en Pozoblanco el 7 de julio de 1946, fue misionero en diversos países de África desde 1982, siendo fundador en dicho año de la presencia salesiana en Togo, siendo su primer destino. A lo largo de su trayectoria trabajó como maestro de novicios (1988 – 1998) y ejerció, entre otras funciones, como delegado de la AFO en el Capítulo General 25 (2002). En la actualidad ejercía su ministerio en Burkina Faso. Tenía 72 años de edad y había cumplido los 55 de salesiano y los 46 de sacerdote.
Este ataque se enmarca dentro de la ola de violencia que asola Burkina Faso desde 2015, en un contexto que ha vivido un recrudecimiento de la amenaza terrorista en las últimas semanas tras la celebración de la V Conferencia de jefes de Estado del G5 del Sahel, en la que este país asumió la presidencia rotatoria.
Que el Señor Resucitado acoja con ternura al hermano Antonio César entre todos aquellos que han entregado su vida a la misión salesiana, y que María Auxiliadora, a la que tanto amó, lo acoja con el cariño de Buena Madre del cielo.
Que descanse en paz.”
Burkina Faso enfrenta serias dificultades
Como país pobre de la rehión del Sahel, Burkina Faso ha enfrentado durante cuatro años ataques cada vez más frecuentes y letales atribuidos a grupos yihadistas. Primero se concentraron en el norte del país, luego golpearon la capital y otras regiones, incluido el este.
Los ataques, atribuidos principalmente a los movimientos yihadistas Ansarul Islam y Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM), han dejado más de 300 muertos desde 2015, según un recuento de la AFP, y hasta más de 500 según otras fuentes.
Uagadugú, lugar donde vivía el padre César, ha sufrido estos ataques tres veces desde 2016, con un total de casi 60 muertos. El primer atentado fue contra cafés-restaurantes y hoteles frecuentados por occidentales, dejando 30 personas muertas. Fue reivindicado por el grupo yihadista Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI).
Frente a la proliferación sin precedentes de ataques yihadistas en los últimos meses, Burkina Faso ha realizado en las últimas semanas una importante reorganización del alto mando militar, con el nombramiento de un nuevo jefe del estado mayor, un nuevo jefe de personal del ejército y nuevos responsables al frente de las tres regiones militares del país. Asimismo, los ministros de Defensa y de Seguridad fueron reemplazadas en enero como parte de la restructuración.
Pero, a la vista de los acontecimientos del viernes, las fuerzas de seguridad parecen impotentes en su capacidad para frenar la ola de ataques yihadistas.
Reunidos a principios de febrero en Uagadugú, los países del G5 del Sahel (Burkina, Malí, Mauritania, Níger y Chad) pidieron a la comunidad internacional una ayuda más importante para luchar contra los grupos yihadistas.
En Burkina, la situación de seguridad ha provocado una crisis humanitaria, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que advirtió el jueves que «1,2 millones de personas necesitan asistencia con urgencia».