“Estamos muriendo de sed y hambre, tres días sin comer nada con mis nietos (…)”. “Padre, la situación aún es muy fea. Llevo cinco días en el bosque con mi familia, estamos en muy malas condiciones (...)”. “Mi padre fue decapitado...” estos son solo algunos de los mensajes que recibió el párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús que logró ponerse en contacto con los periodistas Daniel Nantuma y Beatriz João.
“Ante la situación, FORCOM está implementando los procedimientos para garantizar todo el apoyo necesario a los periodistas que se encuentran en el bosque, para salvaguardar su integridad física y su seguridad. FORCOM cree que el Estado debe garantizar la seguridad de sus ciudadanos”, afirma el comunicado del Foro de Radios Comunitarias. “Hacemos un llamamiento para que se creen las condiciones necesarias para garantizar los derechos humanos de las comunidades de las zonas afectadas en Cabo Delgado. Solicitamos que se creen las condiciones para el funcionamiento de la Radio Comunitaria de São Francisco de Assis para que sigan cumpliendo su misión informativa de desarrollar, proteger y promover los derechos humanos de las comunidades locales”.
Los tres años de ataques de grupos yihadistas en la provincia de Cabo Delgado han obligado a desplazarse al menos a 310.000 personas. La provincia, que aún no se ha recuperado de las secuelas del ciclón que la azotó el año pasado, es también el epicentro de la epidemia de Covid-19 en Mozambique.
Los obispos, cercanos a los más de 500.000 desplazados por la violencia de Cabo Delgado, lanzan un llamamiento al diálogo: “Expresamos nuestra cercanía fraterna a los hermanos y conciudadanos de Cabo Delgado y les aseguramos nuestra oración constante con la esperanza de encontrar caminos para el diálogo que faciliten el fin del terrible conflicto y el consecuente drama humanitario”, aseguran los integrantes de la Conferencia Episcopal de Mozambique (CEM) al final de la Asamblea Plenaria celebrada del 9 al 14 de noviembre, en Maputo.
En el comunicado final, los obispos se definen como pastores que se esfuerzan por vivir y dar testimonio de esperanza en estos momentos de gran tribulación para el rebaño que les ha sido confiado, provocados, por un lado, por la pandemia mundial del coronavirus y, por otro, por la guerra de Cabo Delgado (que ya ha causado mil muertos y 400.000 desplazados), así como otras formas de violencia, secuestros, delitos y violaciones de derechos humanos que, lamentablemente, se están multiplicando en la sociedad mozambiqueña.
Casi 500.000 personas han sido desplazadas en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, tras las acciones de los milicianos islamistas iniciadas en octubre de 2017, según los últimos datos proporcionados por el primer ministro mozambiqueño, Carlos Agostinho do Rosario.