La arquidiócesis de Beira, la ciudad más afectada por el ciclón que devastó Mozambique y los países vecinos el 14 de marzo, está trabajando en proveer ayuda a los miles de damnificados. La situación es dramática, aún hay gente sobre la copa de los árboles ya que las aguas lo inundan todo. Son personas que llevan días sin comer y beber agua potable, con sus cuerpos mojados por la lluvia y fatigados hasta lo indecible.
“Beira ya no es una ciudad. Vista desde un avión, parece un gran lago del que emergen edificios sin techo. Muchas personas han perdido la vida. Encaramados en tejados o árboles, la gente pedía ayuda sin que nadie los escuchara. Fueron arrastrados por las inundaciones. No hay medios de comunicación, ni agua potable”, nos cuenta el Padre Faedi, sacerdote en Mozambique.
Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha aprobado de inmediato una ayuda de emergencia a la Iglesia local en la ciudad portuaria de Beira, pulmón económico de Mozambique, para la distribución de lonas de plástico, equipos de supervivencia y logística de transporte. Más de un centenar de edificios de la Iglesia, incluyendo escuelas y un orfanato, han sido dañados. ACN continuará apoyando en el futuro, cuando haya que afrontar el proceso de reconstrucción.
La Iglesia de Beira está organizando la ayuda. Sin ayuda, dicen, la gente tomará años para levantarse de la situación en que cayeron.
El comunicado entregado el 21 de marzo da cuenta del activo trabajo realizado:
“Ya pasó una semana desde aquella trágica noche, entre el jueves y el viernes en que el ciclón Idae cobró muchas vidas (aún no se sabe con certeza el número real), provocó daños en cerca del 90% de las viviendas y derribó muchas de las casas más precarias en los barrios periféricos de la ciudad…
Muchas personas perdieron todas las reservas de alimentos que tenían y ya en los pocos almacenes donde quedó algo, los productos también están escaseando. Aún no se ha restablecido la energía eléctrica así como la distribución del agua canalizada. El agua y los alimentos son en este momento la principal urgencia…
La gran preocupación del pueblo ahora es agua y comida, pocos están pensando en crear mecanismos para recuperar sus vidas. Estamos en plena fase de emergencia.”
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