Ha pasado un mes desde que Mozambique sufrió los estragos del ciclón Idai, el agua lo cubrió todo y dejó más de un millar de muertos y miles de desplazados que hoy ven cómo recuperar sus vidas. Cerca de dos millones de habitantes siguen sufriendo los efectos de la devastación: no tienen casa y se han quedado sin cultivos y sus medios de subsistencia.
El ciclón y los embates de la naturaleza nuevamente dominaron la vida de los habitantes de Mozambique. El agua lo cubrió todo y a un mes del paso de Idai, aún la vida es incierta.
De paso enfermedades como el cólera y la malaria se dejan caer en estos pueblos sumidos en el agua y el caos.
Desgraciadamente las lluvias no han cesado y el país enfrenta miles de desafíos para ponerse nuevamente de pie.
En todo este desorden, sorprende y emociona la fe de sus comunidades. Desde Beira, la ciudad más afectada por el ciclón, recibimos este gran testimonio. Toda la comunidad participa y agradece la labor de sus pastores en la Misa Crismal. La lluvia torrencial no los amedrenta y todos juntos alaban al Señor.