La tarde del jueves los fieles de la parroquia San Juan Apóstol quedaron conmovidos con el testimonio de fe y resilencia de monseñor Antonio Chahda, arzobispo siro católico de Alepo, Siria.Su cansancio tras casi 40 horas de vuelo era evidente, sin embargo, a medida que fue contando a los fieles reunidos en la parroquia San Juan Apóstol, las vicisitudes de los cristianos en Siria, su voz adquirió firmeza y su estampa se engrandeció.
Es verdad, los cristianos en Siria están dando la vida y a pesar de los riesgos muchos se mantienen firmes y se niegan a dejar su patria y su ciudad.
Las cosas han mejorado. Ya no hay bombardeos y la ciudad cuenta con electricidad y agua luego de que vivieran 5 años sin estos vitales elementos. También es posible encontrar un poco de alimentos. Es por ello que, monseñor y los sirios en general están optimistas y con muchas esperanzas. Pero no nos engañemos, Alepo y otras muchas ciudades están en ruinas y va a costar mucho reconstruirla.
Con tristeza, Monseñor compartió con los presentes fotografías de la ciudad y de la catedral. Sitios con más de cinco siglos de historia, convertidos en un montón de piedras. El centro histórico de esta ciudad, Patrimonio de la Unesco, no existe. La cultura y la historia impregnaban cada piedra, y la que fuera declarada capital de la cultura islámica en el año 2006, hoy sólo muestra desolación.
Pero no todo está perdido. Si bien los misiles destruyeron las habitaciones, no han podido matar el alma de cada uno de los habitantes de este pueblo que se quiere reconstruir. Sacar fuerzas de la oración y de la solidaridad y volver a trabajar, estudiar, vivir como lo hacemos todos.
Vale la pena escucharlo y darnos cuenta de cuanto tenemos que agradecer en nuestras vidas.