Mujeres heroicas, valientes, aperradas capaces de vencer una y mil dificultades movidas por una fe indestructible. Así son las religiosas que uno se va encontrando y a quienes ACN quiere ayudar en esta Cuaresma.Las Hermanas de Santa Teresa del Niño Jesús son una congregación nativa fundada en 1929 que está presente en los países de Malawi y Zambia, en el sur de África. La congregación cuenta en la actualidad con 168 Hermanas con votos perpetuos y no deja de crecer, pues siempre hay jóvenes mujeres deseosas de unirse a ellas.
La congregación gestiona en Malawi una escuela de Primaria y un parvulario, y en Zambia cuenta con una escuela de Secundaria. Para las religiosas es importante que también las niñas pobres obtengan una formación. Algunas de las religiosas atienden a enfermos y embarazadas en zonas rurales carentes de atención médica y donde a veces no hay ni siquiera agua potable. Para trasladarse a esos pueblos tienen que recorrer largos caminos.
Además, estas Hermanas se ocupan de forma especial de los albinos que, debido a la falta de pigmentos, carecen de protección ante el sol. Pero los albinos no solo sufren por esto último, sino también porque son discriminados y marginados de la sociedad. Las religiosas los acogen y se ocupan de sus problemas médicos específicos, pero también de sus necesidades espirituales. El problema de los albinos en Malawi es gravísimo ya que partes de sus cuerpos son comercializadas en forma clandestina para realizar rituales de magia negra. Según Amnistía Internacional en Malawi viven entre 7.000 y 10.000 personas albinas, que tienen que enfrentarse diariamente a los prejuicios y al riesgo de ser atacadas.
Y por si no fuera poco, atienden a otros necesitados y, en especial, a niños desnutridos. Algunas religiosas trabajan en las parroquias, donde imparten la catequesis y ayudan a los sacerdotes en la pastoral. La mayoría de ellas trabaja desinteresadamente allí donde se las necesita.
Es importante que las religiosas sean fortalecidas en su vida espiritual y su vocación, que recuperen fuerzas y que puedan retirarse al menos una vez al año para un tiempo de contemplación, y también para su formación continua. Hasta ahora, para esta última se utilizaban las aulas del noviciado, pero la comunidad crece, por lo que el noviciado se necesita para las jóvenes vocaciones. Por tanto, la dirección de la congregación ha decidido erigir un edificio para retiros y formación continua. Las religiosas mismas han cocido ladrillos y transportado la arena, y gran parte del edificio ya está en pie. Ahora nos han pedido ayuda para poder terminar la obra, y nosotros les hemos prometido 15.000 euros para puertas, ventanas, instalaciones sanitarias, chapas para el techo y demás cosas necesarias.