2019 marca el 20° aniversario del Informe sobre Libertad Religiosa de ACN. ¿Ha sido ACN una voz profética en el desierto llamando a la libertad religiosa y al fin de la persecución cristiana?
El informe ha sido, en efecto, profético. En 1999, la libertad religiosa no era un tema importante para la mayoría de los Gobiernos, pero ACN ya recibía de parte de nuestros socios de proyectos cada vez más testimonios de persecución cristiana. Por ejemplo, las tensiones religiosas en Nigeria se desarrollaron justo ese año con la imposición de la sharía en una docena de estados de mayoría musulmana lo que tuvo como resultado una significativa violencia sectaria que aún hoy continúa. Desde entonces, hemos sido testigos de dramáticos acontecimientos en Oriente Próximo, África y Asia, y el consiguiente sufrimiento de incontables millones de personas ha exigido una mayor atención y respuesta. Un avance crucial fue en 2016, cuando la Unión Europea y Estados Unidos aprobaron resoluciones que calificaban de genocidio las atrocidades del ISIS contra los cristianos de Siria e Irak.
¿Es la persecución cristiana en estos países una sorpresa? No, pero ha ido aumentando a lo largo de los siglos, desde las raíces de la intolerancia, desembocando en discriminación y persecución. Finalmente, el mundo está tomando conciencia del genocidio de los cristianos en Irak y Siria. Un síntoma triste de ese genocidio es la disminución de la presencia cristiana en Oriente Próximo: en 1910, los cristianos representaban el 13,6% de la población, mientras que en 2010 esa cifra había descendido al 4,2%. El llamamiento del Gobierno de EE.UU. para una nueva asociación entre el gobierno y las OBF es una señal más de que los países occidentales se están dando cuenta de estas realidades, e iniciativas como estas son pasos importantes en la dirección correcta.