Entre los coptos abundan las historias de muchachos jóvenes rechazados por los grandes clubes durante las pruebas en cuanto se supo que eran cristianos, ya sea por sus nombres o, en un caso, por el tatuaje de una cruz que muchos jóvenes llevan en sus muñecas. Cuántos fueron en realidad casos de discriminación y cuántos fueron simplemente interpretados de esa manera por un pueblo que ha aprendido a ver la vida a través de la lente de la persecución, es imposible saberlo.
Tony Ghali explica a ACN que “quizás los clubes teman elevar a un egipcio cristiano a la categoría de héroe”.
A un jugador promesa llamado Mina Bindari -nombre inequívocamente cristiano-, un club le pidió que jugara con el nombre de Ibrahim. Al principio accedió, pero luego prefirió abandonar el fútbol profesional y formar una academia para ofrecer a los jóvenes jugadores cristianos una oportunidad de mejorar. Y como se niega a reemplazar una forma de discriminación por otra, la academia Je Suis está también abierta a los musulmanes, que constituyen alrededor del 10% de sus jugadores.
Otros, sin embargo, aseguran que el problema no es la discriminación. En su lugar, afirman que los padres cristianos disuaden a sus hijos de jugar fútbol y que la percepción de que la discriminación es generalizada da a los jóvenes jugadores coptos una excusa para abandonar cuando no superan las pruebas, en lugar de luchar por sus sueños.
En su entrevista con ACN, Manuel José se mostró ajeno a la idea de que los cristianos sufrieran discriminación en el fútbol. “Estuve allí durante la Primavera Árabe y vi cómo los aficionados al fútbol, coptos y musulmanes, codo con codo, protegían a los manifestantes de la policía. Todavía tengo en casa dos camisetas que pertenecieron a dos aficionados que murieron en las protestas. Después de la revolución hubo problemas, se quemaron algunas iglesias, pero luego las cosas se calmaron y ambas comunidades ahora se llevan bien”, asegura.
Los críticos de la teoría de la discriminación suelen destacar la figura del copto Hany Ramzy, antiguo jugador, capitán de la selección nacional y entrenador que cosechó grandes éxitos en Egipto y en el extranjero a pesar de su religión. El mismo Ramzy sostiene que nunca fue discriminado. Pero resulta revelador que su nombre no sea claramente cristiano y él mismo admite que durante años nadie en el fútbol sabía que era copto.
A raíz de la derrota de Egipto en Camerún, no hubo celebraciones en casa, pero los aficionados tendrán otra oportunidad pronto, cuando sus jugadores se enfrenten a Senegal en una difícil eliminatoria en marzo, para intentar clasificarse para el Mundial de Qatar de este año. Tanto en la victoria como en la derrota, el fútbol sigue demostrando que tiene la capacidad de unir a la gente pese a sus diferencias. Sin embargo, a los coptos les parece que, en beneficio de todo el país, debería ahondarse más en este factor de unión.