Hace unos días la hermana dominica Luma Khuder, explicó a una sorprendida audiencia en Londres, los alcances de la guerra en Irak, para la sufrida minoría cristiana.La hermana Luma Khuder OP, tuvo en el centro de Londres a una audiencia fascinada cuando habló sobre el trabajo de su congregación en la reconstrucción de las comunidades cristianas de Irak, luego de la devastación provocada por ISIS. La reunión fue el 11 de octubre y forma parte de una gira por el Reino Unido organizada por Ayuda a la Iglesia que Sufre.
La religiosa dominica pertenece al convento de Nuestra Señora del Rosario de Teleskuf al norte de Mosul, ella dijo a los asistentes en la sede de la Universidad de Notre Dame en Westminster, que los refugiados cristianos de su región habían estado viviendo en casas de contenedores durante tres años. La mayoría de los refugiados habían encontrado refugio en la región autónoma kurda. Allí, las hermanas fundaron escuelas, ayudaron a familias traumatizadas y organizaron la catequesis de los jóvenes. En tres años, una de las escuelas prefabricadas que habían establecido, fue reconocida como una de las mejores en Erbil, la capital kurda.
“Para dar sentido a lo que nos había sucedido, recurrimos a la Biblia”, dijo. “Encontramos los salmos del exilio, con su amargura y lamento”…” También nos encontramos haciendo la pregunta de Ezequiel 37: ¿Pueden estos huesos secos vivir? Pero la fe de la gente sigue siendo fuerte”.
Según dijo, cuando las ciudades cristianas como Qaraqosh fueron liberadas el año 2017 y los refugiados regresaron, quedaron impactados. “Todo había sido destruido, especialmente los altares y crucifijos. Se habían destruido 15.000 casas en la región. Ahora en Qaraqosh se puede escuchar el sonido de martillos y herramientas en todas partes a medida que las personas reconstruyen. Sin embargo, muchas de las personas están ahora dispersos en otros países. Hasta el momento, el 42% de la población antes de la guerra ha regresado”.
Antes del 2014 las hermanas tenían conventos en muchas localidades de la Llanura del Nínive. Cuando invadió el estado islámico, la hermana Luma y otras 70 dominicas tuvieron que huir y ellas también se convirtieron en refugiadas. De inmediato se pusieron al servicio de los desplazados y abrieron “conventos de emergencia” para estar cerca de los cristianos y así atenderlos y acompañarlos.
La Hermana dominicana rindió un homenaje particular al trabajo de las ONG. “Sin la iglesia mundial no hubiéramos sobrevivido un mes”, dijo. “Cuando llegó, su ayuda fue como un milagro”.