Hay movimiento en Karm Al Zeitoun, barrio de Beirut en el distrito de Ashrafieh, cuyo nombre significa el monte de los olivos. Son calles estrechas, los coches y viandantes provocan pequeños atascos en cada esquina, sobre todo alrededor del dispensario que llevan las
Hijas de la Caridad donde la fundación ACN está apoyando a 350 familias afectadas por la explosión.
Originariamente poblaron la zona armenios que huyeron del genocidio en 1915. Después llegaron sirios y palestinos huyendo también de guerra y persecución. En los últimos años emigrantes de muchos países, la mayoría etíopes y bangladeshíes, han encontrado acogida en este barrio de población humilde con raíces cristianas. Sus casas centenarias se arrejuntan en sus retorcidas callejuelas, con el boom inmobiliario se construyeron torres de edificios modernos alrededor de Karm Al Zeitoun que han encarecido enormemente la zona y obligado a los jóvenes a mudarse a zonas más asequibles. En Karm Al Zeitoun solo quedan los ancianos y los emigrantes.
Hay mucha gente arremolinada ante la pequeña puerta de entrada del Centro de Protección Maternal e Infantil (CPMI). Fundado en 1959, es uno de los seis lugares donde estas semanas se reparten paquetes de ayuda de emergencia de ACN para familias afectadas por la explosión del 4 de agosto. En total para más de 5.800 familias. Las Hijas de la Caridad se encargan de repartirla a 350 familias, hoy son 70. Dos cajas permiten a cinco personas alimentarse por un mes. Son pesadas, 32 kilos, y muchos de los beneficiados vienen con carritos o intentan que algún conocido o pariente les ayude con el coche, por eso hoy hay más tráfico de lo normal y es difícil andar por las estrechas calles de Karm Al Zeitoun.
Una de las que viene al dispensario es Mona, libanesa de 52 años, que vive con su madre Juliette, de 91 años, que aunque ha vivido mínimo cinco guerras - o seis, ya no recuerda exactamente - ”desde la explosión del 4 de agosto está traumatizada, les asusta cada ruido”, explica Mona a la fundación ACN.