Marcela, ¿podemos decir que si hay problemas en el respeto y defensa de la libertad religiosa de un país los hay en los demás derechos? ¿por qué muchas veces se hace prevalecer la libertad de expresión frente a la libertad religiosa, y hay muy poca respuesta social a pesar de haber, según las estadísticas, una mayoría creyente?
Nosotros partimos del supuesto que todos los seres humanos somos iguales en dignidad (y como católicos esta dignidad viene del que somos todos hijos de Dios), pero que somos diferentes en identidad. Esa igualdad y esa diferencia es la que permite la convivencia pacífica y fructífera.
En el momento que un grupo se cree superior en dignidad, se hace supremacista y se considera con derecho de someter a todos los otros. Ahí se quiebran todos los derechos humanos fundamentales, y hay que saber que hay varias religiones que consideran “los puros” a los suyos únicamente.
El artículo 18 de la declaración universal de Derechos Humanos fundamentales habla de la “libertad de pensamiento, conciencia y religión”, expresando que cada individuo tiene estos derechos. Aunque está mencionado aparte el derecho a la libertad de expresión, está de hecho incluido en los tres citados. Podemos decir que la “libertad religiosa” es un conglomerado de libertades: expresión, movimiento, reunión, de educación, de trabajo, y por supuesto de objeción de conciencia.
Es verdad que poca gente relaciona la libertad de conciencia con la manera de vivir públicamente. Para llamar la atención del público en general es útil expresar las libertades que se comprometen completando la frase “nadie puede ser discriminado por”: lo que diga o escriba, sus desplazamientos, sus grupos de amigos, su acceso a una universidad en particular, su potencial para acceder a cierto tipo de trabajo, su libertad de habitar en ciertos barrios, el tipo de servicios o bienes que ofrece en su negocio, etc. Cuando cualquiera de estas libertades es coartada porque eres cristiano, por ejemplo, hay una violación a la libertad religiosa.
¿Cuáles han sido, a su juicio, los datos que más han sorprendido para bien y para mal en el último Informe de Libertad Religiosa en el mundo? ¿Cómo se han podido recabar los datos en países donde la religión está siendo más perseguida?
(Para ver lo más notorio, consultar el documento “Conclusiones Principales”)
En nuestro periodo de estudio observamos claramente el aumento de la persecución por parte de gobiernos hacia sus propios ciudadanos. Hay un declive en la presencia del “gendarme mundial de los derechos humanos” (Estados Unidos) y esto da lugar a un mayor número de abusos y abandonos de los compromisos internacionales. Sí se puede decir que este retiro patente de los Estados Unidos de la escena global tiene consecuencias muy graves a largo plazo, y en lugares muy lejanos a ese país, pero cuyos gobiernos temían al gigante americano. Esto se acabó, y en muchos casos el mismo Papa Francisco se eleva como autoridad moral incluso sobre temas que no son religiosos.
Nosotros reportamos incidentes, no datos, y esos se encuentran a través de medios, representantes diplomáticos y la iglesia misma. En algunos casos tenemos testimonios individuales, pero siempre los tenemos que corroborar con una fuente alternativa.
¿Cuáles han sido las religiones estudiadas en el último informe, la más perseguida y la que menos oposición recibe?
Cada país tiene una demografía religiosa particular, le invito a mirar cada ficha país por separado. Nosotros usamos una sola fuente para esto que es el Anuario Brill’s de Demografía Religiosa. Por cuestión numérica mundial, al ser más numerosos los cristianos terminan siendo los más perseguidos. No hay tal “religión que menos oposición recibe”.
En el caso concreto de España, ¿podemos hablar de su situación respecto de la religión como el de una libertad amenazada?
Cuando usted observa las diferentes limitaciones a las libertades que le mencioné en la primera pregunta, muchas de las cuales ya se imponen en diferentes ambientes y provincias españolas, hay que decir que existen elementos de preocupación. Es un fenómeno que observamos no sólo en España sino en varios países de “Occidente” a través del aumento de actos de anti-semitismo: los partidos políticos ateos y anti-religiosos hacen alianza con las comunidades más teocráticas (los musulmanes fundamentalistas) para obtener votos, dichas alianzas se basan en el interés común del querer eliminar al cristiano el uno y al judío el otro. Sobre esa base endeble colaboran eliminando poco a poco las libertades a ciudadanos que profesen tal o cual otra fe. Hay que mantenerse vigilantes para que no se cree una “nueva normalidad” en la que judíos y cristianos son regularmente hostigados, y que los gobiernos locales no comiencen a pasar reglamentaciones que aplican sólo a un grupo que les parece irritante. Cuando esto sucede, el país pasa directamente al nivel de “discriminación” y de ahí la pendiente se agudiza.