Mosul está agradecida y celebra los dos años de la liberación. La ciudad está esperanzada y espera que nuevos aires y sobretodo nuevos habitantes revitalicen la ciudad.julio 2019, Hace sólo dos años la bandera negra del estado islámico ondeaba en las ruinas de la que fue una próspera ciudad, rica en historia y tradiciones. El territorio en el que hoy día se encuentra situada Mosul fue cuna de Nínive, una de las ciudades más importantes de la historia del Antiguo Oriente Próximo.
No obstante que en junio de 2014 la prosperidad no era tan grande como en los primeros siglos, sí existía una población dinámica que vio cortada abruptamente su vida cotidiana con la ocupación de los terroristas del estado islámico.
Familias completas fueron obligadas a dejarlo todo para salvar sus vidas. Abandonaban sus casas y sus seres queridos, sin saber si se volverían a encontrar. Todavía hay cientos de familias que no encuentran a sus parientes, no saben si están vivos o murieron en la huida.
Afortunadamente, la esperanza se centra en casos que devuelven la fe y muestran que aún en las peores condiciones, es posible encontrar una mano amiga. Es lo que le ocurrió a Khouder Ezzo, su esposa Aida Hanna y su hija Cristina.
En la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, el Estado Islámico ocupó la región histórica de la llanura de Nínive y la vació de cristianos –sus habitantes originarios– que huyeron a la región del Kurdistán. Un gran número de personas quedaron atrapadas allí. Algunos fueron capaces de huir más tarde, pero cientos fueron hechos presos por el Estado Islámico y no hemos vuelto a saber nada de ellos. Entre los que se quedaron tras la ocupación de la región por el Estado Islámico estaban Khouder Ezzo, su esposa Aida Hanna y su hija Cristina, que por entonces tenía tres años de edad.
El 22 de agosto de 2014, el Estado Islámico permitió que la familia de Cristina y otros grupos abandonaran Bajdida (Qarakosh) en dirección a Erbil, tras robarles el dinero y el oro que tenían. Cuando iban a subirse al autobus, uno de los soldados del Estado Islámico sustrajo a Cristina de los brazos seguros de su madre. La mujer rogó al soldado, que se llevaba a la niñita asustada y llorosa sobre su hombro, que la devolviera para tomar el bus en el que la familia iba a abandonar la zona, pero él –en lugar de responder-, ordenó a la madre con gestos que regresara al vehículo o que la mataría. La madre, temerosa, acató la orden, y esa fue la última vez que vio a su hijita… hasta el viernes, 10 de junio de 2017.
El padre de Cristina nos explicaba tras el secuestro: “No dejábamos de preguntar a la gente que permaneció en la región acerca de nuestra hija. La última llamada telefónica que recibimos era de uno de nuestros parientes, que nos aseguró que Cristina estaba bien y que había sido vista con uno de los soldados del Estado Islámico cerca de la mezquita. Después, toda comunicación quedó interrumpida”.
Cinco meses tras el secuestro, un conocido de la familia de Cristina le hizo saber que la niña estaba bien y que vivía con una familia musulmana en el barrio de Al-Tanak en Mosul. La familia musulmana se había llevado a Cristina de una mezquita en Mosul a su casa y la estaban tratando como si fuera su propia hija. Además, esta familia quería que la niña volviera con su familia verdadera, pero temían por su seguridad, por la que se la quedaron, la protegieron y la cuidaron.
Es difícil imaginar el sufrimiento de la familia. Durante dos años, a veces recibían informaciones sobre la niña, pero no pudieron ponerse en contacto directo con ella. Gracias a muchas agencias de noticias extranjeras y árabes y cadenas por satélite que se reunieron con la familia de Cristina y que escribieron sobre su secuestro, su historia fue ampliamente difundida, y también sus padres y familia se afanaron en buscarla y publicaron su foto. Su padre rezaba el Rosario cada día por su regreso, y en la caravana en la que viven en su involuntario exilio tenía imágenes de santos junto a la foto de Cristina pegadas a las paredes. Muchos creyentes se unieron a la familia en la oración por el regreso de esta niña y de todas las demás personas desaparecidas.
¿Cómo fue posible su regreso? Cuando empezaron las luchas en el sur de Mosul, la familia musulmana que se había hecho cargo de Cristina se trasladó a un lugar más seguro. El padre sustituto llamó entonces a una persona que conocía a la familia de Cristina de Bajdida y le pidió que le diera el número de móvil de algún miembro de la familia de Cristina. Así obtuvo el número del hermano mayor de Cristina, al que llamó ya avanzada la noche del jueves 9 de junio de 2017, para pedirle que recogiera a su hermana en un barrio de Mosul. Al día siguiente, en la mañana del viernes 10 de junio, la familia de Cristina acudió al punto de encuentro y así se conocieron ambas familias. Cristina, que estaba perfectamente, fue entregada a su familia verdadera. Sus padres dieron las gracias a la familia que la había cuidado durante los últimos tres años. Así, finalmente, Cristina regresó junto a sus verdaderos padres, su familia, sus parientes y su gente.
Un final feliz, que esperamos no sea único.
Mientras, la esperanza vuelve a los rostros de muchos que –recuperando la confianza- se atreven a regresar y reconstruir sus hogares. Por todos lados se ve el trabajo febril de las familias que codo a codo recuperan su hogar y con ello su vida e historias.
Ese movimiento es el que llena de esperanza al sacerdote católico siríaco Amanuel Adel Kloo quien comenta a ACN que cuando la ciudad fue liberada “nadie creyó que los cristianos regresarían a Mosul”.
El padre Kloo sí decidió regresar. Él es actualmente el único sacerdote de Mosul. Siente como su misión el “servir bajo la cruz” y “mantener y salvar el legado histórico del pueblo cristiano”, que incluye iglesias que datan de hace más de 1.200 años. Como parte de esta misión, él está reconstruyendo la Iglesia de la Anunciación, que será la primera iglesia que se restaurará en Mosul.
Según explica a ACN, el número de cristianos que han regresado a Mosul son unas 30 o 40 personas. Pero existe una comunidad mucho más grande de viajeros “itinerantes”. Por una parte, aproximadamente 1.000 estudiantes cristianos viajan diariamente a la Universidad de Mosul desde las poblaciones cercanas. A esto se añaden varios cientos de trabajadores, muchos de los cuales trabajan para el gobierno en la reparación del sistema de agua y la red eléctrica de Mosul, que todavía están muy diezmados. El padre Kloo tiene la esperanza de que algunos de estos cristianos eventualmente regresen a Mosul.
Mosul localizada en el norte de Irak, ubicada al este del río Tigris y distante aproximadamente unos 396 km de Bagdad, la capital del país. Mosul es la tercera ciudad más grande de Irak, después de la capital y de Basora.