17/07/2018,- El museo de los 21 mártires coptos de Libia asesinados por el estado islámico en 2015 ya cuenta con los ataúdes en los que fueron trasladados los cuerpos además de las esposas con las que ataron sus manos y sus uniformes naranja. El museo ha sido inaugurado recientemente en la catedral por el Obispo copto ortodoxo de Samalut, Anba Befnosios. Allí también se exponen como reliquia sus zapatos, algunas monedas que llevaban consigo, sus documentos de identidad y los cuadernos donde escribían las actividades laborales que realizaban diariamente.
Tras ser identificados los cuerpos por un análisis de ADN y dos meses que duró la repatriación de los restos de los mártires, por fin ya descansan en paz en el lugar donde nacieron.
Los 21 coptos de Egipto, entre los que se encontraba Mathew Ayariga, su compañero de trabajo ghanés, fueron secuestrados en Libia a principios de enero de 2015 por los soldados de estado islámico. Pero no fue hasta el 15 de febrero, cuando fue publicado el vídeo de su decapitación, que se supo de su martirio.
Sin embargo su muerte no quedó en aquella playa de Libia, sino en el corazón de todo un pueblo. Los 21 mártires fueron inscritos en el Synaxariumel (libro de los mártires coptos) por decisión del patriarca copto ortodoxo Tawadros II. Su conmemoración es el 15 de febrero.
En septiembre de 2017 fueron hallados los restos mortales, en una fosa común en la costa de Libia. Estaban tal cual aparecían en el vídeo: con las manos atadas detrás de la espalda, vestidos con los mismos overoles anaranjados. Pero lo más importante fueron sus últimas palabras antes de morir: “Oh, mi Señor Jesús”, sellando así su martirio.
13 de los ejecutados procedían de la ciudad de Minya, a 250 kilómetros al sur de El Cairo, por lo que el obispo de Samalout en Minya, decidió construir una iglesia consagrada bajo el nombre de iglesia de los Mártires de la fe y de la nación, ahí mismo se encuentra el museo. A la inauguración de la iglesia acudió también el presidente Al Sisi.