ACN, Josué Villalón.- La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre celebró el pasado jueves la IV Noche de los Testigos en la catedral de la Almudena de Madrid. Esta vigilia de oración, música y testimonios por los cristianos perseguidos fue presidida por Don Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid y contó con tres personas que dieron su testimonio de cómo viven los cristianos en Venezuela, Rusia y Marruecos.
El encuentro congregó a cerca de 1.000 personas que unieron su oración a la de la Iglesia en países donde los cristianos sufren a causa de su fe. Se tuvo una especial mencióna las víctimas de los recientes atentados contra tres iglesias y varios hoteles en Sri Lanka, durante el Domingo de Resurrección, y a diez mártires cristianos que fueron asesinados por odio a la fe a lo largo del año pasado.
El padre Daniel Ramírez, de la diócesis de Barinas, en Venezuela, compartió el enorme trabajo que está haciendo la Iglesia local para atender a las personas que necesitan alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad: “Esta misma mañana he hablado con varios compañeros sacerdotes y me han trasmitido el agradecimiento por la ayuda que reciben. La gente últimamente además está teniendo problemas con la electricidad, sufren muchos cortes de luz de horas y días”.
El siguiente testimonio procedía de Rusia, donde el padre Juan Manuel Sánchez, sacerdote español perteneciente a la Archidiócesis de Toledo, sirve como misionero en San Petersburgo y el círculo polar ártico. Compartió cómo la Iglesia católica estuvo a punto de desaparecer durante el comunismo, “pero la fe continuó en los corazones de muchas personas. He conocido a hombres y mujeres que fueron bautizados por sus madres o abuelas. La gente mantuvo la fe en familia, pero sin poder decir nada a nadie. Algunos de mis feligreses estuvieron en campos de concentración por ser cristianos”.
El padre Sánchez contó el caso de una mujer que pidió a Dios no morir sin antes poder confesarse y comulgar. Había sido enviada a un campo de concentración comunista y vivía en una zona remota del norte de Rusia. Tras varios meses sin que este misionero pudiera visitar esta región, al fin llegó allí y le dijeron que la mujer estaba muy enferma. Cuando acudió a su casa, le pudo dar la extrema unción, le dio la absolución y le llevó la Comunión. A los dos días, la anciana falleció. “Es uno de los muchos milagros que vemos día a día, de la pequeña Iglesia católica de Rusia. Rezad por nosotros, porque seguimos atravesando dificultades. Pero la fe de la gente es grande, hay personas que se están abriendo a la fe, porque hay un gran deseo de Dios, después de tantos años de persecución”.
Por último, compartió su testimonio una mujer marroquí, que había sido educada en el Islam dentro de su familia musulmana. Tras años de búsqueda de Dios, finalmente se trasladó a vivir a España y un día entró en una iglesia, “sentí en mi interior que en Jesús estaba la verdad, que había encontrado el verdadero amor de Dios, un Dios que me ama tal y como soy”.
También comentó las dificultades que atraviesan los cristianos conversos en Marruecos, “no pueden ir a la iglesias, porque hay policías que impiden que ciudadanos marroquíes puedan entrar. Si eres marroquí, tienes que ser por ley musulmán. Me impresiona la libertad que tenemos aquí, todo son facilidades, y encima no nos importa Dios. En Marruecos, estas personas se juegan la vida y su posición social, y solo mantienen la fe con cruces echas de papel, necesitan hasta biblias porque no encuentran la Sagrada Escritura en árabe”.
Don Carlos Osoro dirigió la adoración eucarística, y destacó “viendo estos testimonios, os animo a ser fieles al Señor, sintamos la alegría de habernos encontrado con Jesús resucitado. Y que esta alegría nos haga estar más cerca de todas las personas, acompañándolas en todas sus circunstancias de la vida”. Pidió la bendición para la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre: “Que el Señor os siga ayudando a sostener a la Iglesia perseguida y necesitada, fieles al Señor que se ha entregado por todos los hombres para que tengan vida, y vida en abundancia”.