Como consecuencia ha incrementado el miedo en la población: "Dejaron el mensaje de que iban a volver", recalcó el prelado. "La gente tiene miedo. Si atacaron Mocímboa, que es la población más grande de esa región, [las poblaciones] de Palma, de Mueda, de Macomia, se sienten en peligro. La gente está asustada, lo estaba antes, ahora es peor".
Según los informes de la prensa local hubo escenas de "caos y pánico" durante el tiempo en que Mocímboa fue tomada por los atacantes que desplegaron banderas negras, incluso en edificios emblemáticos, que identificarían a los grupos como yihadistas.
Recientemente el grupo terrorista Daesh (ISIS) ha reivindicado otros ataques en la provincia de Cabo Delgado. A principios de marzo, se declaró autor a través de Internet de la muerte de soldados del ejército mozambiqueño tras enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales. Y el 19 de febrero, al menos cuatro soldados murieron en el pueblo de Chiculua, en el distrito de Palma, donde presuntamente Daesh quemó varias casas y saqueó algunos establecimientos comerciales.
La Iglesia Católica sigue con natural preocupación la evolución de esta realidad. “El ataque de esta semana ha agravado el sentimiento de inseguridad. Sin embargo, la Iglesia Católica seguirá estando cerca de la gente, a pesar del riesgo evidente de más incidentes armados” asegura Mons. Luiz Fernando a la Fundación ACN.